Madura pierde la vergüenza entre otras cosas
Fecha: 04/02/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: carmenmadura, Fuente: CuentoRelatos
... estaba un poco ajustado y resaltaba mis curvas, con amplio escote y corta falda. Remate con unos zapatos de tacón alto. Me mire en el espejo y pensé:
Un poco jamona, pero... ¡que buenas carnes para quien las sepa aprovechar!
Le di una propina a la camarera y baje a la terraza a tomar el fresco (¡para fresca yo!) y un aperitivo mientras esperaba a Jorge como había hecho otras tardes. En mi estado de ánimo, casi me hubiera parecido natural que todos los machos que pasaban por la terraza vinieran a decirme que me deseaban y me encontraban irresistible. Mire el reloj, las seis y media, ¡magnifico! Había llegado a tiempo para no levantar sospechas en Jorge. Mientras esperaba, seguía sin poder explicarme que es lo que había pasado por mi cabeza, como podía yo haber hecho una cosa así. Al mismo tiempo sentía una sensación de plenitud y satisfacción que me vacunaba contra excesos analíticos.
Jorge llegó, contento y sudoroso.
—Hola cariño, no te beso que vengo pringoso. Voy arriba a ducharme y bajo enseguida.
Al cabo de media hora, bajo Jorge.
—Carmen, me lo he pasado de maravilla, he encontrado unas cascadas y unas grutas preciosas, pero vengo muerto. Que te parece si hacemos una merienda cena, y mientras comemos te cuento lo que he visto.
Pedimos unas cervezas, aperitivos y un par de bocadillos. Él me contaba con todo lujo de detalles y obvio entusiasmo las cornisas, cascadas, restos de hielo, musgos, helechos, grutas y otros descubrimientos. Tengo que ...
... confesar, que no prestaba mucha atención. Hacia esfuerzos para, mientras pensaba en aquellos músculos exquisitos y aquella polla gloriosa, poner cara de atender a lo que decía Jorge. De repente, mientras pensaba en el órgano maravilloso recordé las frases del adonis: "Te quiero encular". "Mañana…"
¡Y yo había prometido que mañana haría todo lo que él quisiera! Sin darme cuenta, al pensar en aquel gigantesco instrumento entrando por mi virginal trasero se me escapo un grito. Jorge, solicito, pregunto:
—¿Qué te pasa Carmen?
—Nada, nada, ha sido un pinchazo de repente, pero ya ha pasado.
Acabamos nuestra merienda-cena y subimos a nuestra habitación. El "te quiero encular" no se apartaba de mi mente y notaba como un cosquilleo en el trasero. En nuestra habitación mientras me desnudaba seguía pensando en aquel instrumento glorioso y en el "te quiero encular". Un picor extraño se apodero de mis nalgas. Jorge se echó en la cama y dijo:
—Carmen, lo siento si parece que no te hago caso. Si quieres hacemos el amor, pero la verdad es que yo estoy muy reventado y mañana me gustaría salir temprano para tener más tiempo el ultimo día.
Mientras él hablaba, mi picor aumentaba y con disimulo seguía rascándome el trasero. Con mi voz más dulce y amorosa conteste.
—No te preocupes cariño. También podemos hacer el amor en casa y... tampoco venimos a las montañas todos los días. Lo importante es que tú descanses bien para que mañana estés mucho tiempo en la montaña y disfrutemos mucho ...