1. Al final ¡Me follé a mi cuñada!


    Fecha: 20/06/2018, Categorías: Incesto Autor: Tahotlo, Fuente: CuentoRelatos

    Dos meses habían pasado desde que me corrí en la boca de mi cuñada, ¡perdón!, en su garganta; ¡aún me sonrojo al recordarlo!, me siento canalla; ¡con lo que amo a mi mujer!
    
    En estos dos meses nos hemos visto varias veces, pero siempre con mi mujer presente; tampoco he querido yo buscar estar a solas con ella.
    
    Además de las dudas que ya tenía, se sumó en mí "el cargo de conciencia", que me dio haber depositado mi esperma dentro de su boca, ella ya conocía mi sabor.
    
    ¡Y además hacerlo como lo hice!, de ese modo tan bajo; ¡y esa bajeza al mismo tiempo me ponía a cien!; "ser ella tan refinada", me excitaba "aún más", y esa excitación me hacía sentir sucio.
    
    Seguía soñando con follar su coño, no era una necesidad, era como una obsesión que siempre tuve, incluso cuando estaba casada, pero ahora después de humillar su boca es una fijación en mi subconsciente.
    
    Mi mujer ha sido ascendida en el trabajo, ¡qué bien!, ya ganaba más que yo, pero dentro de poco "lo mismo me quita de trabajar a mí".
    
    Su nuevo puesto será de directora en España de una multinacional,
    
    Le harán entrega del cargo en una ceremonia en Londres y estará allí una semana; me alegro por ella. Desde que encontró ese trabajo hace un año su carrera ha sido meteórica.
    
    Ella ha decidido que como soy un "manazas" en la cocina y con la plancha, que me valla esa semana, a casa de su hermana mientras ella está en Londres, que es con quien tengo que estar, ¡para no ir al trabajo hecho un desastre!, como ...
    ... siempre voy, ¡que alguien tiene que cuidar de mí, y que, ¡para qué tiene ella una hermana divorciada!
    
    Mis padres viven lejos, y no he podido decir que no.
    
    Antes de salir de viaje mi mujer ¡me hizo una advertencia!, cuando íbamos a casa de su hermana; yo con mis maletas y ella con las suyas para ir al aeropuerto; así me dijo.
    
    -Cariño mi hermana está divorciada, "y sola", tienes que cuidar de ella, ¡que no me enteré yo que no eres amable con ella o que la haces enfadar!
    
    Esa advertencia en mi mente "impúdica" me hizo tener pensamientos contrarios a sus palabras.
    
    Al llegar a casa de mi cuñada deshice mis maletas en el cuarto de invitados, mientras ellas hablaban abajo.
    
    Al salir de mi dormitorio miré la puerta de enfrente, abierta, y la gran cama de matrimonio "de ella", no quise mirar mucho porque sólo con eso ya me estaba excitando.
    
    Despedimos a mi mujer en la puerta y entramos otra vez en su casa; después, estando allí sentados ella me hablo.
    
    -Cuñado esto ha sido cosa de mi hermana solamente, yo le habría dicho que no, pero no sabría haber explicado ¿porque no?, y eso podría haberla hecho pensar.
    
    Quiero que sepas que estoy arrepentida, y no te permitiré hacerme ninguna cochinada, ¡vale! -dijo nerviosa.
    
    Entonces contesté.
    
    -Cuñada yo también me siento culpable, ¡no sé qué nos pasó!
    
    Respondió escuetamente así.
    
    -No te atormentes hombre; ¡a lo hecho pecho!, y a ser mejores desde ahora.
    
    Al día siguiente trabajé mañana y tarde, volví a su casa y ...
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