1. Al final ¡Me follé a mi cuñada!


    Fecha: 20/06/2018, Categorías: Incesto Autor: Tahotlo, Fuente: CuentoRelatos

    ... supermercado).
    
    Esa noche me masturbé en la cama, pensando en ella, después de correrme ella no cesó a dar vueltas en su cama, cuando antes de mi paja no se movió; me dormí y desperté a la cinco de la madrugada otra vez empalmado, ¡tenía que verla desde la puerta!
    
    Me asomé a su habitación y la encontré desnuda sobre la cama, y dormida. Con la luz del pasillo resplandecía su coño recién afeitado.
    
    El siguiente día era sábado y no trabajábamos ninguno de los dos, hablamos por teléfono con mi mujer, que seguía en Londres, mi cuñada le dijo que estaba siendo buenísimo.
    
    Ese sábado fue especial, comimos en el patio junto a la piscina, reímos y hablamos los dos, después de la comida vimos una película en el interior, ¡otra vez tormenta!, ¡y otra vez en el mismo sofá!, parecía que el destino quería repetir.
    
    Mientras yo tomaba un té ella se zampo "tres cubalibres".
    
    La película era "un mojón", pero ella tenía su cabeza apoyada en mi hombro y eso "me hacía tanto bien"; ya no tenía ninguna duda.
    
    ¡¡Quería follarme a mi cuñada!; ¡si o si!!
    
    Entonces decidí no esperar, tenía que rematar su coño.
    
    Su camisón corto de verano dejaba ver sus muslos, firmes y apretados, entonces le hablé.
    
    -Cuñada ¿te he dejado bien el recorte?
    
    -Muy bien, de verdad, pero con el cloro de la piscina lo tengo irritado, sabes.
    
    -Yo tengo una crema especial para pieles irritadas, "sin alcohol", para después del afeitado, ¡es de marca francesa!, y hace efecto al instante, ¿te la traigo ...
    ... cuñada?
    
    -Si por favor, tráela.
    
    Cogí la crema y bajé las escaleras y al entrar al salón le pregunté.
    
    -Cuñada si quieres te doy yo la crema que se untarla muy bien, ¡total ayer te lo pelé otra vez!
    
    -Vale, pero, como el recorte " sin maldad"
    
    -Lo intentaré, le respondí.
    
    -Cuñada siéntate en el filo del sofá, y pon los pies en el filo también, será la mejor posición.
    
    Se desprendió de su pantalón del pijama y se sentó. Levantó las piernas y con sus dos pequeñas y delicadas manos bajo sus bragas color negro hasta los tobillos; y después las tiró al suelo, dejado a la vista aquel manjar, "y mirándome a los ojos abrió las piernas más y me dijo".
    
    ¡Úntame!
    
    Me arrodillé delante de ella y me eché un buen puñado de crema en mi mano derecha, la restregué contra la izquierda y comencé a untar.
    
    Pasé la mano por aquel coño carnoso, "sin mirar nada más"; hice bailar aquel "bollo suizo" con mi mano "con rabia", después impregné su ano y su pubis, ¡estaba empalmado!, ¡como nunca!, ¡yo era un toro!
    
    Tanta pasión puse que incluso metí mi mano en su vagina; ella en pocos minutos comenzó a jadear y me apartó con los pies diciéndome ¡¡No!!
    
    -Lo siento cuñada por darte la crema con tanto ímpetu.
    
    -Cuñado no es eso es que estaba a punto, de correrme y no quería, que fuera así.
    
    Cuñada, ¡una de dos!, o cojo mis maletas ahora y me voy a mi casa, y cuando llegue tu hermana se lo cuento "todo", ¡pase lo que pase!
    
    O acabamos aquí lo que empezamos, ¡desahogando este ...