Mi novia Luci, de santa a puta (II)
Fecha: 09/02/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: KeyargaSama, Fuente: CuentoRelatos
... diciéndome que estaba muy triste de que no la hubiese invitado, con lo que caí en cuenta de que ya llevaba varias semanas sin pensar en ella. No le respondí.
Tras volver de nuestra luna de miel en Mazatlán, nos fuimos a vivir a una casa que mi madre había heredado de su padre: un lugar espacioso y recóndito en el que tendríamos la comodidad y la privacidad que toda pareja recién casada necesita.
Al ayuntamiento de mi pueblo le valió un rábano todo eso de la sana distancia: decidieron celebrar las fiestas patronales de cualquier forma. Mi esposa estaba muy emocionada, ya que sería el primer año en el que se haría participe de tal evento. Para el día de la cabalgata, le compré unas botas vaqueras, una pantalón de mezclilla bien entallado y una blusa a cuadros que dejaba descubierto su vientre plano. Esa tarde, Luci se robó todas las miradas, en particular la de un tipo llamado Ernesto, que llevaba su propio caballo, parecía conocer a Melisa y se quedó tomando cerveza con nosotros. Me les despegué un par de minutos para comprar cigarros y cuando regresé, Luciana y Melisa conversaban alegres con Ernesto y un amigo suyo. Preferí no interrumpirlos para no verme como el típico esposo celoso y posesivo. Unos minutos más tarde, Luci se me acercó con una sonrisa en los labios.
—Amor, los amigos de Melisa nos invitaron a dar una vuelta en sus caballos. Dicen que no vamos a tardar. ¿Me dejas ir?
—No, ya estás muy tomada.
—¿Acaso no confías en mí?
—Me refiero a que te ...
... puedes caer del caballo.
—Te prometo que seré muy cuidadosa. Anda, no seas así. Nunca lo he hecho.
Luciana estaba tan emocionada como una niña pequeña, de modo que no me pude negar, pero la hice prometer que no tardaría mucho tiempo. Ella se subió en el caballo de Ernesto y Melisa en el del otro sujeto, cuyo nombre era Esteban. El mentado Ernesto tenía toda la pinta de caballerango: era alto, fornido y barbado, e iba ataviado con botas, sombrero, camisa vaquera y pantalón de mezclilla. Pronto se mezclaron entre los otros jinetes y los perdí de vista. Me quedé tomando y fumando con unos amigos. La plática era tan amena que perdí la noción del tiempo.
Cuando comenzó a anochecer, caí en cuenta de que Luci ya llevaba dos horas cabalgando con Melisa y sus amigos, de modo que le mandé un mensaje de Whatsapp para preguntarle dónde estaba, pero ella no respondió, a pesar de que aparecieron las dos palomitas azules. A continuación le marqué, pero me mandó a buzón, lo que era una clara señal de que su teléfono se acababa de apagar, pero ¿por qué? ¿Acaso se le había acabado la batería, o ella lo había apagado deliberadamente? Tal vez por el alcohol, tal vez por el miedo de que hubiese pasado algo malo, mil ideas pararon por mi cabeza.
Con el pretexto de que iba a orinar, me separé de mis amigos y me mezclé entre el gentío, buscando a Luci con la mirada. Seguí la misma ruta por la que los había visto marcharse, pero no los encontré en ningún lado. De pronto, por alguna razón, ...