Mi novia Luci, de santa a puta (II)
Fecha: 09/02/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: KeyargaSama, Fuente: CuentoRelatos
... recordé cuán puta era Melisa y se me hizo un nudo en la garganta. Ella no dudaría en perderse en algún matorral con el tal Esteban, pero ¿qué harían Luciana y Ernesto mientras tanto?
El miedo y los celos se apoderaban de mí. Hubo un momento en el que incluso me sentí como en una pesadilla, porque mientras yo avanzaba buscando a Luciana, algunos conocidos se me acercaban para saludarme o invitarme a tomar, lo que me impedía seguir adelante. Dicha situación me provocó un poco de ansiedad.
Para peor, cuando por fin encontré a Melisa y Esteban, tomando con un grupo de amigos, Luciana y Ernesto no estaban allí. Pensé en acercarme y preguntar, pero no quería que Melisa se burlase de mí por inseguro, así que me alejé antes de que me viera.
Me senté en una banqueta a fumar y pensar. Luci me amaba, se había escapado conmigo y no se atrevería a traicionarme, ¿verdad? Tenía que haber una buena explicación para todo. Seguramente yo, por el alcohol, estaba malinterpretando las cosas.
Unas personas pasaron corriendo, desesperadas. Una mujer incluso lloraba. Algo había pasado. Me levanté y las seguí. Las escuché comentar que un caballo había tirado al jinete, que estaba muy mal herido. Pensé en Luci y sentí que el corazón se me salía del pecho. En el lugar del accidente había una turba. El jinete, un señor al que yo no había visto jamás en mi vida, yacía tirado en la calle con una pierna rota, retorciéndose de dolor: el caballo le había caído encima. Alcé la mirada y, para mi ...
... gran alivió, vi entre el grupo de chismosos a Luciana y Ernesto, consternados.
Antes de que me vieran, regresé con mi grupo de amigos. Ellos aparecieron pocos minutos después y nos hablaron del accidente. Intenté aparentar que estaba tranquilo, pero Luciana me conocía demasiado bien y sabía que me pasaba algo. Con el pretexto de comprar churros, me apartó de nuestros amigos para hablar a solas.
—Perdóname por la tardanza —me dijo—. Perdí la noción del tiempo.
—Me dejaste en visto y apagaste el teléfono.
—Lo siento, ya estoy un poco tomada —Luciana sacó su teléfono y me lo mostró. La pantalla estaba toda cuarteada—. Me lo saqué de la bolsa cuando me llegó tu mensaje, pero cuando te estaba escribiendo, se me resbaló de las manos. La pantalla se rompió y la batería salió volando. Quién sabe si aún sirva.
Abracé a Luciana y le di un beso en la frente. De pronto me sentí como un estúpido. ¿En qué estaba pensando? ¿Qué clase de mierda había pasado por mi cabeza? Obviamente, no todas las mujeres, mucho menos Luci, eran como Melisa o Mariana.
Cuando nos despedimos de nuestros amigos, Ernesto nos preguntó si asistiríamos al baile de esa noche, a lo que Luciana se apresuró a responder que tal vez.
—Si nos encontramos, a ver si tu marido te deja bailar una canción conmigo. —dijo el muy desgraciado. Luciana negó con la cabeza mientras reía. Yo no dije nada.
En nuestra casa, lo primero que hicimos fue revisar el celular de Luciana. Una vez que le hubimos puesto la ...