Mi novia Luci, de santa a puta
Fecha: 10/02/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: KeyargaSama, Fuente: CuentoRelatos
... —exclamó Leonardo, carcajeándose.
—Mariana y su ahora prometido se conocieron en la universidad —expliqué—. Era el primer año de ella y el último de él. En esa época eran una pareja normal. Hasta daba vergüenza verlos en los jardines de la universidad, abrazándose y besándose como niños. En cierta ocasión, Donaldo, así se llama la pareja de Mar, le llevó serenata a la escuela. Me acuerdo muy bien, porque era un catorce de febrero, y todos los demás quedaron como pendejos con sus novias. Ella era nuestra compañera, pero no nuestra amiga. A veces nos acompañaba a nuestros partidos, o a comer a la cafetería, pero nada más. Su novio era muy celoso y quería estar todo el tiempo con ella. Realmente, Mariana no tuvo esa liberación que tenemos todos cuando nos vamos por primera vez lejos de casa.
—Hasta que su novio salió de la universidad y se fue a trabajar al norte —intervino Leonardo mientras se servía más cerveza—. Porque cuando eso pasó, por lo mismo de que él era muy celoso, comenzaron a tener muchos problemas. El tipo le marcaba entre clase y clase y le pedía fotos para ver dónde estaba. A Mariana eso la hostigaba. Discutían casi todos los días por las inseguridades de él. Todo el tiempo estaban a punto de dejarse, pero al final siempre se reconciliaban en el último momento...
—Pero sí se dejaron una vez, ¿no? —Pregunté yo, confundido—. Cuando ella anduvo con Sagardi.
—No, no se dejaron —explicó Leonardo—. Ella andaba con los dos. Mariana siempre dejó claro que ...
... Sagardi era su amante, pero él decía que eran novios, tal vez por eso te confundiste.
—¿Neta no andaban? —Insistí—. Yo siempre pensé que sí. Hasta sentía lástima por él cuando la veía besándose con otros.
—En la facultad de ingeniería casi no había mujeres —le explicó Leonardo a Luciana y Melisa con tranquilidad, ya un poco borracho—, de modo que cuando su novio se fue a trabajar al norte, ella se empezó a juntar con nosotros. La jalábamos a todas partes, incluso a nuestras fiestas. Se prendía con mucha facilidad cuando tomaba. A veces hasta se quitaba la ropa bailando. Era la única mujer entre cinco varones. Nuestro amigo Sagardi fue el que más anduvo con ella, hasta se enamoró el pobre, pero tarde o temprano, en algún punto de la carrera, Mariana pasó por todos nosotros.
Los huevos se me fueron a la garganta. Sentí un vacío en la boca del estómago. Luciana me fulminó con una mirada llena de tristeza.
—¿También pasó por ti? —Me preguntó.
—Jamás me hizo caso. —mentí.
—Ay, aja —dijo ella—. Eso que te lo crea tu abuela.
—¿Se dan cuenta de que prácticamente se besaban entre ustedes? —Dijo Melisa con una sonrisa maliciosa—. Parece que entre más zorrita la vieja, más le gusta a los hombres. Hasta me imagino a la tal Mariana moviendo la colita y a todos ustedes siguiéndola como pendejos por los pasillos de la escuela.
Melisa no estaba tan equivocada.
Leonardo y yo continuamos rememorando algunas historias que giraban en torno a Mar, sobre quemas, bares y ...