1. Construyendo cuernos


    Fecha: 14/02/2023, Categorías: Infidelidad Autor: Berni, Fuente: CuentoRelatos

    ... nerviosa.
    
    —Parece que nunca hayan visto a una mujer —se queja Isabel.
    
    —Tiene que disculpar a los chicos. No vienen muchas mujeres por aquí, y mucho menos tan hermosas como usted —asegura mientras rebasa su espacio vital.
    
    Para Isabel es una situación embarazosa ante tanta mirada libidinosa a la que ha sido sometida. Ahora, sin embargo, con las indirectas y las insinuaciones, Isabel siente cierta atracción animal hacia ese hombre rudo de fuertes brazos y manos grandes con la piel sudorosa y bronceada por el sol. Está tan cerca que puede aspirar su fuerte olor, con la consiguiente labor que las feromonas están ejerciendo, del mismo modo que las de ella hacen lo propio.
    
    —No lo decía por ellos, lo decía por usted, que tampoco deja de mirarme, —dice tras un lapso de tiempo en el que parece que se le ha ido el santo al cielo.
    
    —Bueno, uno no es de piedra. La verdad es que está usted como un queso.
    
    —Le agradezco el cumplido. ¿Dónde está mi marido? —pregunta para cambiar de tema.
    
    —Ya le he dicho que no lo sé. Pensaba que estaba aquí, pero parece ser que no.
    
    —Pues tendremos que bajar ¿no?
    
    —Sí, pero tenemos que esperar a que acaben con el montacargas.
    
    —Yo tengo un poco de prisa, —señala.
    
    —Hay que esperar de todos modos.
    
    —Entonces esperaremos, —dice resignada.
    
    —Su marido es un hombre con suerte, —declara el encargado invadiendo de nuevo su espacio vital.
    
    Las feromonas de aquel hombre vuelven a asaltar sus fosas nasales e Isabel puede notar su ...
    ... humedad e incluso como el flujo resbalaba hasta su braguita. Tanta abstinencia, y el notar la cercanía del hombretón que se le está insinuando y que solo necesita una señal para saltar sobre ella, la está poniendo muy caliente, y su respiración se acelera por su agitación, pero también por lo nerviosa que está ante una situación que puede considerarse de acoso, de modo que se separa un poco y se va hacia la fachada para apoyarse en una ventana mientras contempla el paisaje desde el vigésimo piso.
    
    El hombre no puede apartar la vista de aquel culito respingón que parece estar pidiendo a gritos que lo azoten y ve en aquella pose una insinuación, e incluso una invitación. Se acerca por detrás preguntándole en la oreja si le gustan las vistas, al mismo tiempo que encaja su paquete en la regata de su culo. Ha pasado lo que Isabel se temía, pero también lo que parecía estar deseando. Su respiración se acelera un poco más, al tiempo que nota el bulto completamente hinchado haciendo presión en sus nalgas, mientras dos manazas se cogen sus pequeñas tetas. Isabel no puede moverse, ni tampoco quejarse, pero tampoco está segura de querer hacerlo. Solamente se ha dejado llevar por sus impulsos más animales. La falta de sexo durante tanto tiempo, el sentirse deseada por todos aquellos hombres, y después la cercanía de ese hombre rudo junto a sus insinuaciones, la han excitado sobremanera.
    
    El encargado le pellizca los pezones y ella abre la boca como buscando el aire con un suspiro por las ...
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