Construyendo cuernos
Fecha: 14/02/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Berni, Fuente: CuentoRelatos
... sensaciones de las dos manazas que parecen querer reventarle las tetas. Isabel nota la erección del hombre en su culo a través de la falda, y alentada por el deseo, empieza a moverlo acompasando los movimientos de pelvis del albañil.
—Ya veo que te va la marcha y has venido a que te den polla, ¿verdad zorrita?
Isabel no contesta y se deja hacer. No ha ido a que le den polla, pero quiere que se la den.
Está asomada a la ventana ofreciendo su culo al hombre que le levanta la falda y se deleita ante la octava maravilla. Unas bragas brasileñas rosa le muestran unas nalgas dignas de exhibir y que aquel hombre nunca ha tenido el placer de contemplar, pero que ahora las tiene a su disposición. Se las baja completamente y desliza su manaza entre las piernas hasta llegar a un coño completamente mojado, en el que un dedazo se adentra como si fuera una polla. Isabel gime de placer con las incursiones de la extremidad, al mismo tiempo que sus flujos vaginales se deslizan por sus piernas. El dedo chapotea en el chorreante coño, penetrándola una y otra vez con rotunda brusquedad.
—¿Quieres sentir una polla de verdad, preciosa, o buscamos a tu marido?
Isabel no contesta, pero sabe lo que desea. No quiere a su marido, lo quiere a él y desea que la folle.
—¡Dime cariño! ¿Qué quieres que haga?
—¡Métemela! —le suplica deseosa.
—¿Ya no tienes prisa? ¿Ahora quieres que te folle? ¡Joder! ¡Qué buena estás! ¡Menudo polvazo tienes!—le dice exteriorizando sus pensamientos. A ...
... continuación se desabrocha los pantalones y extrae un miembro completamente erecto y lo encaja en la regata de sus nalgas para que sienta como se desliza.
—¡Vamos, pídeme que te folle!
—¡Hazlo ya! —le suplica mientras contornea su culo en busca de la polla.
—¡Cabrona! Como me has puesto desde que te he visto. Sabía que ibas a ser mía. Lo presentía.
Isabel contempla apoyada en el alfeizar de la ventana desde el vigésimo piso el paisaje, y también a los hombres trabajando, entonces nota como una gorda polla se abre paso en su cavidad, abriéndola en canal, y echa la cabeza hacia atrás en señal del goce que recibe. El hombre la coge del pelo, estirando su cabeza y empieza a arremeter con contundentes y violentos meneos de su pelvis, al tiempo que se la folla, e Isabel va gimiendo al compás de cada pollazo que el cavernícola le va imprimiendo.
El capataz babea a la vez que contempla como su verga se hunde una y otra vez en aquel coño caído del cielo. Isabel contornea sus caderas queriendo sentir el puntal que se adentra en sus entrañas. Las manos sudorosas resbalan por sus nalgas sin dejar de aferrarse a ellas en cada embate e Isabel percibe como empieza a asomar un orgasmo en su sexo, y en cuestión de segundos envuelve todo su ser, exhalando un alarido del éxtasis después de tanto ayuno. Sin embargo, el hombre no deja que se reponga del clímax. Le levanta la pierna y la penetra de nuevo apoyándola con brusquedad contra la pared, arrancándole un gemido con aquella ...