Ocurrió en el sur (II)
Fecha: 14/02/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: campillo, Fuente: CuentoRelatos
... gustaba y que lo iba a lograr sin que lo acusara a mi marido; Sabía que no hubo rebelión ni protesta, que no lo acusé a mi marido, ni siquiera cuando amagó golpearme.
Descubrió que la relación se cerraba ahora en nosotros dos, que pasaba a ser nuestro secreto en todo lo que ocurriera; ahora dominaba Félix.
Se rio satisfecho, se rio de mi diciéndome sin respeto alguno:
-¿Te gusta, no? Le has tomado afición, es normal-. Me dijo burlón. Yo no lo miraba, temblando de temor. Me había vuelto débil y lo temía.
Félix se atrevió a más, aprovechando nuestra soledad, me preguntó:
-¿Querés chuparla señora?- me preguntó burlonamente, con desparpajo. Y luego, con algo de petulancia y desprecio agregó: –No me digas que no la extrañas, señora-.
Enfatizaba especialmente en el trato de señora para hacerme sentir lo que era: un ama de casa formal y correcta, clásica y reprimida, que había sido enseñada por él a gozar por el culo, a chupar la pija y a dejarme coger por la boca.
La situación era difícil: mi marido dormía a los pocos metros en nuestra habitación y los chicos jugaban afuera a la misma distancia. En cualquier momento entraba alguno.
Yo solamente callaba, pero me sentía cada vez más débil y vulnerable; La voluntad no me respondía y crecía en mi una suerte de admiración por él, que era capaz de volver así a por mi, sin importarle dónde estaba, y el momento y sus circunstancias, y que me dominaba.
-¿La saco señora?- me preguntó mirándome atentamente a ver ...
... cómo reaccionaba, sin dejar de avanzar y con gran atención. No me moví y ni contesté, sabiendo que mi silencio era como un asentimiento. Entonces, sin esperar respuesta, se puso de pie, se bajó el cierre de la bragueta y se paró frente a mi con su pija afuera. Ya estaba parada. Me atoré de emoción, sofocada, pero no dije una palabra ni lo rechacé, ni grité, ni llamé a mi marido. No sabía qué hacer. La mente me decía que no, pero mi boca me pedía esa pija que se balanceaba ante mi cara.
Miré hacia mi dormitorio: no se oía más que la respiración pesada de Marcelo que dormía. Cuando volví la cabeza, Félix apoyó su pija en mis labios y con un poquito de presión consiguió que abriera la boca y me la metió. La abracé con mis labios cariñosamente, como dándole la bienvenida, pero él no deseaba una mamada sencilla, quería establecer autoridad y marcar territorio; Me quería no como yo deseaba sino como era su deseo: Me tomó de la nuca asiendo mi cola de caballo y me la metió hasta el fondo, dejando mi nariz pegada a sus pendejos y estando así me dio un fuerte bofetón:
-No vuelva a hacerse la estrecha señora. Ahora aprenderá a obedecer o se queda sin esto-. Estaba muy caliente, porque en pocos instantes se vació generosamente en mi garganta. Yo tuve un orgasmo silencioso junto con él; antes no recordaba haberlo tenido nunca. Estaba loca por esa pija y por ese macho que me hacía delirar como hembra; sentía que haría lo que él quisiera.
-¡Ah, ah, cómo la mamás¡ ¡Te gusta mierda! De ...