1. La misma dulzura con matices diferenciales (1)


    Fecha: 15/02/2023, Categorías: Infidelidad Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    Estaba fumando al lado de la puerta del vagón que iba a abordar cuando las vi venir. Madre e hija caminando hacia donde yo estaba. De tanto encontrarnos en el mismo transporte, habíamos entablado una relación cordial que cultivábamos hasta el momento de bajarnos en la misma estación. Allí ellas seguían hacia su casa y yo a un restaurant donde almorzaba. La mayor algo más de treinta y cinco y la joven superaba por poco la mayoría de edad, aunque su aspecto hiciera suponer algunos años menos. Ambas delgadas, con pequeñas curvas en su anatomía, todo armónicamente atrayente pero disimulado por la ropa.
    
    En los últimos metros para llegar a donde yo esperaba me llamó la atención el vestido suelto y algo transparente de la adolescente, que por la manera de caminar o la brisa, se metía entre las piernas y marcaba patentemente el bultito del sexo. El color gris perla de la prenda favorecía la vista. Cuando ella se dio cuenta de la dirección de mi mirada corrió el bolso que colgaba del hombro para taparse. El saludo en nada se diferenció de los habituales.
    
    - “Hola Beatriz, hola Julia, cómo anduvo el día.”
    
    - “Hola Martín, la misma rutina de siempre. Qué suerte que nuestros horarios no coincidan con la hora pico y así sea fácil viajar cómodos.”
    
    Como de costumbre ocupamos asientos enfrentados, ellas juntas, Beatriz al lado de la ventanilla mientras la hija, más interesada en el celular, junto al pasillo, con el bolso tapando toda su falda. Miraba hacia afuera, cuando Julia me ...
    ... preguntó sobre una función en el teléfono, haciéndome girar la vista. El espectáculo que encontré fue inesperado y precioso, y por lo sorpresivo, me costó reaccionar. Tenía ante mí a la hermosa joven con las piernas separadas, el vestido siguiendo el contorno de los muslos y, entre ellos, el triángulo bien marcado, mientras el bolso oficiaba de divisoria entre ambas mujeres y dificultaba la vista de la madre. Eso evidenciaba una prolija labor pegando la ropa a la piel, el deseo de ser observada y la conciencia de que su madre no aprobaría su conducta.
    
    Ignoro que respondí a la pregunta hecha, simplemente me concentré en lo que se me obsequiaba, mientras mi miembro aumentaba de tamaño, y la causante, sin variar de postura, miraba el móvil. Era la manera de disimular su deseo de exhibirse. Llegando a destino, encolumnados para bajar, por desaceleración del tren, Julia perdió pie y, al sostenerla, quedó con sus nalgas apoyadas en mi pija. De nuevo fui sorprendido gratamente, sin demostrar molestia, incomodidad o apuro volvió a su posición anterior apenas el movimiento se lo permitió. Ya en la estación cada uno siguió su rumbo, despidiéndonos hasta mañana.
    
    Al día siguiente, el mismo espectáculo al encontrarnos. El vestido color crema se pegaba igual que el gris perla, con la diferencia que su dueña no lo ocultó y su cara era la imagen de la inocencia.
    
    - “Qué comida las espera?”
    
    - “Tenemos canelones que dejé a descongelar y con un golpe de microondas están listos.”
    
    - ...
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