1. Mi jardinero


    Fecha: 20/02/2023, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... ventana, haciéndome la sorprendida. Él, disimulando que no me veía, casi cayendo de la escalera donde estaba, prosiguió con su labor. Yo decidí quedarme de frente a él, a través de la ventana, mostrándome. Quería que viese mis turgentes senos mientras me enjabonaba. Alberto me miró, y yo le sonreí. Sabía que se estaba poniendo caliente, con las tijeras de podar en una mano y llevándose la otra a la entrepierna, imaginé que se estaba empalmando.
    
    Sabía que lo que hacía no estaba bien, pero hacía tanto tiempo que no me sentía así. Deseada, viva y con la excitación de lo prohibido.
    
    Ya había tomado una decisión, y me propuse cumplir mi deseo a toda costa.
    
    Busqué uno de mis mejores bikinis. El color negro resaltaba con mi piel blanca. Y el tanga, resaltaba una de mis mayores armas, mi trasero. Me puse mi albornoz, para taparme, y salí al jardín por la puerta de la habitación. Mientras caminaba hacia la piscina, veía de reojo como me observaba. Dejé caer mi albornoz, en una tumbona, mostrando mi cuerpo al hombre que estaba seseando que fuese suya. Me lancé a la piscina y me fui a la parte menos profunda. En esta zona de la piscina, hay unos escalones que permiten estar sentados. Ahí me acomodé, mirando a mi jardinero.
    
    - ¡Date un baño Alberto! Hace un calor horrible.
    
    - Sí que hace calor, pero tengo que terminar esto. Que me pagan para que esté bien.
    
    Lo notaba un poco avergonzado, contorsionándose para que no se le notase que estaba empalmado. Me preguntaba si su ...
    ... timidez sería un problema.
    
    - No pasa nada. Ya está todo bien. Se nota que tienes muy buenas manos. Además, mi novio no se va a enterar.
    
    - Ya, pero además no tengo bañador.
    
    - No hace falta bañador. Anda, quítate eso y te refrescas un rato.
    
    Tímidamente, dejó sus aparejos a un lado. Y se fue acercando lentamente. Efectivamente, no podía esconder su erección.
    
    - ¿Seguro?
    
    - Claro que sí, el agua está muy buena.
    
    Estando en el borde de la piscina, en la parte más alejada de mí, se fue quitando el cinturón. Sus pantalones cayeron al suelo, dejando a la vista sus bóxer negros. Que mono es, aún sentía vergüenza por lo que estaba haciendo. Le sonreí, animándolo a que siguiese adelante. Lentamente y casi tapándose con pudor, se fue bajando su ropa interior. No me dio tiempo a ver su miembro, se tiró demasiado rápido evitándome disfrutar de esas vistas. Cruzó la piscina buceando y salió a mi lado. Se sentó a mi izquierda, enmudecido. No podía apreciar el tamaño de su miembro a través del agua y, tampoco quería parecer una desesperada mirando. Para romper el silencio, le hablé del agua, intentando que se sintiese más cómodo y se desinhibiese conmigo. Poco a poco, iba cerrando la distancia, acercándose a mí.
    
    Su rodilla, mecida por el agua, rozaba la mía. Estaba muy excitada, el corazón latía tan rápido que parecía que me fuese a dar un infarto. Supongo que el calor del verano, también aumentaba mi temperatura. Llevé mi mano a su brazo, dibujando con la uña de me dedo ...