Juego de equipo 1
Fecha: 22/02/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... no eran insensibles a las miradas de la mujer. Era particularmente atractiva, incluso con la mascarilla puesta. De piel morena, pelo rizoso recogido en un moño alto y con un culo redondo que su pantalón marcaba con toda intención, sin la mas mínima señal de una braga debajo. Y yo creo que la segunda vez que pasó, dos botones de su blusa habían cambiado de estado y el encaje de su sujetador era perfectamente visible. Para mí y para ellos, claro, cuando se inclinaba obsequiosa a ofrecerles bebidas y quizás algo más.
Por algún motivo desconocido, el avión no despegaba y ya íbamos por la segunda ronda de bebidas, un vino blanco bastante apreciable que le estaba soltando la lengua a mi mujer. Seguíamos parados junto a la Terminal. El camión de reportaje empezó a hacer el típico ruido sucio que hace y dos de los jugadores lo acompañaron con gestos obscenos. Claramente, el sonido de las mangueras les recordaba a sus propias pollas y el que estaba al otro lado del pasillo, junto a la ventana, reproducía claramente el acto sexual. Vamos, que el ruido era el de su polla entrando en un coño jugoso que se estaba follando vigorosamente, a juzgar por sus gestos. Mi mujer, que iba junto a la ventana en nuestro lado, no les quitaba ojo.
Cuando la azafata volvió a pasar, el chico que iba en el pasillo se giró rápidamente hacia su compañero y tiró del pantalón hacia abajo. La goma no resistió el empuje y una polla descomunal vio la luz. Yo no estaba prestando atención a la escena, pero ...
... el soplido de la azafata y los ojos de mi mujer me pusieron sobre aviso. Giré la cabeza y vi un rabo como yo no había visto ninguno fuera de una película porno. Y de las buenas. Aquello era un trozo de carne que todavía no había acabado de crecer y ya pasaba de un palmo de longitud. Un palmo de aquellas manos de gigante, claro. El capullo era mucho más oscuro que el resto de la polla, sobresaliendo enorme en el extremo, no había ni un pelo a la vista.
La azafata se paró y se quedó mirando, impresionada por el espectáculo. Mi mujer se inclinó para poder mirar y sus tetas preciosas temblaban bajo el vestido. Yo mismo no podía dejar de mirar, hipnotizado por aquel pollón. Y entonces pasó algo inesperado. Su compañero se la cogió y empezó a meneársela con total naturalidad. El amo del rabo no parpadeó mientras su compañero se la sacudía para hacerla crecer más.
- ¡Preparando la manguera para el repostaje! ¡Atención al calibre!
- Señores, por favor - dijo la azafata con toda profesionalidad -, no es el momento
Pero el tono de su voz dejaba bien claro que en otro momento, en otro lugar, no le importaría nada repostar con aquella manguera. El vuelo que nos esperaba era largo y la noche en los cielos podía acabar siendo movida… No me habría importado ver cómo se la follaban en el suelo del compartimento mientras mi mujer me la chupaba.
- Cortaos, cojones - dijo desde la fila de delante uno de ellos, con la cabeza afeitada, algo mayor que los otros tres.
Obediente, se ...