1. El regalo: Un antes y un después (Vigésima séptima parte)


    Fecha: 27/02/2023, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... Almudena. Ella… ella no me escuchó. Tiene una de sus fiestas privadas ya sabes dónde e insistió en que yo participara. Pero no… ¡Yo no quiero! Ya no sé qué hacer ni a quién acudir. —Giré la llave de encendido y me puse en marcha con afán.
    
    —Ok, no te muevas, paso a recogerte y hablamos. —Y en la camioneta que antes era de Almudena, literalmente volé por las avenidas, las calles iluminadas y los semáforos titilantes en amarillo, que me pedían precaución pero que a su vez, me separaban de aquella doncella en apuros.
    
    Los faros de la camioneta ubicaron la figura de una mujer con la cabeza recostada sobre sus dos brazos, cruzados ellos a su vez por encima de sus piernas recogidas; sentada a un lado de la entrada, sobre la fría acera aquella madrugada, se abrigada Martha con una chaqueta vaquera de azul desteñido que llevaba colocada, apenas por encima de sus hombros. Un sólido bolso grande y marrón de lona con flecos largos, al mejor estilo de una bandolera del viejo oeste, pantalones de jean a juego y zapatillas blancas con las famosas tres franjas diagonales a los costados. Parquee justo a su lado y descendí para tomarla de los hombros y levantarla, solo para perderme en el brillo húmedo de sus ojos de miel. ¡Agradecida por el reencuentro!
    
    —Ya estoy aquí preciosa. Tranquila Martha, entra a la camioneta y hablamos. —Le dije, mientras abrazado a ella la conducía a la portezuela trasera. Mi rubia barranquillera la esperaba ya en el asiento posterior para acogerla ...
    ... ofreciéndole como amparo, el cálido espacio que se formaba entre la cintura y sus rodillas.
    
    —Y ahora… ¿A dónde vamos? —Les pregunté.
    
    …
    
    Del interior tomé mi teléfono pensando en llamar a mi esposo para decirle… ¿Para pedirle?… ¿Qué? ¡Mierda! No sabía exactamente ni como hablarle. ¿Rogarle? —¡Vuelve mi amor!–. Pensé y continuaban anegados mis enrojecidos ojos, por el llanto. ¿Suplicarle perdón? —¡Lo siento mi vida, en serio lo lamento!–. Cavilé. Y entre quejidos, en medio de prolongados suspiros, seguían brotando gruesas y continuadas mis lágrimas, sin intenciones de detenerse ni calmar la obligada soledad, resbalando juntas desde mi mentón hasta sentirlas caer, mojar y deslizarse por los laterales de mis senos desprovistos de sus recordadas caricias.
    
    ¿Un trago? ¡No! Dos largos sorbos más de seguidos. Uno tras del otro. Quería que el alcohol me invadiera internamente con sus ardores, hasta hacerme claudicar la razón. Borrar con cada trago dado a esa botella de aguardiente, –entre inestables espejismos– toda la realidad. Y yo, al parecer me sobre actúe. ¡Sí! fui con él, una desafiante hija de puta. Lanzarme borracha al solitario abismo que me esperaba, en mi amplia cama matrimonial; retardar lo inevitable del día posterior. Aletargar las sensaciones, ocultar mis errores tras sus etílicos efectos, sin coordinación ni motricidad alguna. Ahuyentarme, dejarme caer al precipicio que significaría de ahora en adelante vivir sola, sin él, sin el padre de mis dos hijos. Lo amaba, sí. ...
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