Géminis
Fecha: 01/03/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Mi nombre es Saga, nací en una familia aristocrática donde solo podía haber un hederero, por desgracia mi madre tuvo gemelos, tuvieron que elegir y el afortunado fue mi hermano Philippo.
Mi padre en vez de hacerme desaparecer me vendió a un hombre que me adiestraría para que en un buen día pudiera proteger a mi hermano, algunos pensaran que por lo menos no morí. Más me valdría haberlo hecho, el infierno que pase los siguientes años no se lo deseo a nadie.
Ese hombre me llevo a una isla cuyo nombre era La isla de la reina muerte. Según decían era el pedazo de la tierra más parecido al infierno, toda la isla era tierra volcánica con tres volcanes en activo. Cincuenta grados durante el día y menos diez por la noche, en esa isla eran adiestrados los mejores asesinos de todo el planeta.
Aquel hombre que me compro paso a ser mi adiestrador, me lo dejo claro, si no pasaba el adiestramiento me mataría sin contemplaciones por hacerle perder el tiempo. Los años fueron pasando en mi infierno particular, todos los días eran iguales y como todos los demás lo acababa igual, a punto de morir.
Los habitantes de esa isla eran auténticos monstruos, yo me juré que por mucho que sufriera, no me convertiría en uno de ellos. La parte más dura era cuando me ataban unas cadenas al cuerpo y tenía que tirar de ellas para poder mover una gran roca ladera arriba. Lo hacía descalzo pisando un suelo volcánico que llenaba de heridas mis pies, después venía el adiestramiento, básicamente nos ...
... convertían en sombras capaces de infiltrarnos en cualquier lugar por muy inexpugnable que fuera y acabar con nuestra víctima, todo eso sin llamar la atención.
Mi examen final consistía en asesinar al jefe de una banda de traficantes de armas, se decía que ese hombre era capaz de oler las armas de fuego desde lejos, sabía que todos los jueves regalaba a su mujer un gran ramo de flores, en compensación por haber pasado la noche con su amante. Me hice pasar por el repartidor de la floristería, escondí un cuchillo entre el ramo de flores y me dirigí al restaurante donde solía comer todos los días.
Sus gorilas no me dejaban pasar, yo insistí en que tenía que entregarlo en mano, esas fueron las directrices que puso el jefe de la banda a la floristería, al ver que no me dejaban pasar aquel hombre se enfadó y de un grito todos se apartaron. Cuando lo tuve delante, clave el cuchillo en su corazón. Murió al instante, sus hombres vinieron a por mí. Uno de ellos saco su arma, me moví rápido y conseguí quitársela matándole, con seis disparos más me deshice de los demás gorilas que tardaron demasiado en sacar sus armas y eso les costó la vida.
Me acerqué a la mujer del jefe, tendría que haber acabado con ella, pero su forma de mirar a ese hombre, lo odiaba de verdad. Me di media vuelta dispuesta a salir cuando me dijo.
• ¿Me vas a dejar con vida?
• Sí.
• ¿Por qué?, ¡soy su mujer y durante estos años no he hecho nada para impedir sus atrocidades!
• Yo no mato a gente ...