Dos sesiones de fotos
Fecha: 10/03/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... antes. Lo estuvo discutiendo con Javier mientras éste iba tirando de la tira del tanguita de un lado para otro. Lo iban hablando y probando, y yo me calentaba sintiendo sus calientes dedos rozando toda la raja de mi culo hasta mi periné, casi llegando a tocar mi húmedo coñito.
Otra de las posiciones que se le ocurrieron a Javier, era recostada y con las dos piernas muy abiertas formando dos puentes, como si estuviera sentada en la silla del ginecólogo. Dijo que así se vería mejor como se ajusta la tanguita sobre mi coño, dejando mis labios completamente expuestos y sin tapar la tira de vello púbico.
Esta vez fue Manuel quien se acercó a ajustarme la pequeña ropa interior. Tal como hizo antes con la braguita blanca, se aseguró que quedara justo cubriendo mi clítoris. Abrió mis labios desnudos con sus dedos, y con la otra mano ajustó la tela casi transparente sobre mis labios menores y mi hinchado clítoris. Por descontado que a esas alturas mi coño estaba chorreando.
—Mmm… estás muy mojada —murmuró Manuel.
Me puse nerviosa e intenté cerrar las piernas, pero él me paró con sus fuertes manos y negando con la cabeza.
—No, no… Lucía, mi amor, no te preocupes. Esto es bueno —dijo con su voz suavemente—. Deja que se lo muestre a Javier para que sepa lo que tiene que buscar en el futuro.
Javier se acercó mientras Manuel apartaba la braguita de mi rajita para mostrarle lo mojada que estaba. Me estremeció ver a esos dos hombres desconocidos, altos y apuestos, mirando ...
... mi coñito abierto tan de cerca.
—¿Ves? —comentó Manuel—. Esto es lo que buscamos en las fotos. Los clientes tienen que pensar que cuando compran estas prendas para sus esposas, ésto es lo que van a conseguir, un coñito bien caliente y mojado listo para ser follado.
—¿Pero no sería mejor si pudiéramos ver más la humedad? —preguntó Javier—. Quiero decir, las bragas tendrían que estar también empapadas.
—Tienes razón —prosiguió Manuel—, deberían verse relucientes llenas de flujo vaginal. Lo que habría que hacer es extenderlo todo alrededor —entonces se detuvo y dirigiéndose a mí preguntó amablemente—. ¿Te molesta si le enseño a Javier lo que quiero decir?
—Claro… —balbuceé nerviosa.
—Gracias —dijo Manuel, y entonces se volvió hacia Javier—. Tiene que verse así…
Comenzó a presionar la telita negra de la ropa interior contra el interior de mi rajita mojada, provocando que soltara un gemido que intenté reprimir lo mejor posible.
—Si es necesario, incluso se puede humedecer más toda la zona —añadió, y justo después sentí sus gordos dedos directamente en mi coño para recoger mi humedad y extenderla por toda la zona, mis labios vaginales y mi pubis, asegurándose de que el tanga también quedara completamente empapado.
—Hmm… ya veo lo que quieres decir —dijo Javier, que siguió el ejemplo y probó él mismo la manera de extender mis jugos vaginales por mi vulva, hinchada y sonrojada.
Casi llego al límite cuando sentí sus gruesos dedos entrando dentro de mí, aunque ...