1. Dos sesiones de fotos


    Fecha: 10/03/2023, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... dirección, lo pone aquí.
    
    —Ya… pero es que… ¿Has visto a estas chicas? ¿De verdad te van a hacer fotos vestida así?
    
    —Claro, tonta, es mi trabajo —dijo tajante—. Luego en las fotos no se ve nada, no te preocupes. Además, esto es normal en este mundillo, ¿no has visto lo extravagantes que pueden llegar a ser los desfiles de alta costura?
    
    —Si claro, si tú lo dices… —murmuré.
    
    Luego ví pasar a una pelirroja con una especie de traje chaqueta, pero que en vez de tela estaba hecho como de un plástico completamente transparente, dejando ver que no llevaba nada más debajo. No quería estar más tiempo allí, era demasiado, seguro que mi amiga lo entendería. Ella estaba acostumbrada a esas cosas y podría valerse por sí misma.
    
    Hice ademán de levantarme, pero justo en ese momento un hombre alto y apuesto, con un cabello castaño claro bien engominado y unas gafas de diseño italiano, se acercó a nosotras.
    
    —Hola chicas, ¿así que estáis aquí para la sesión de fotos que anunciamos en el periódico? —preguntó mientras consultaba unos papeles.
    
    —Sí, para eso hemos venido —respondió Lucía, sonriéndome y sin corregir el error de aquel hombre.
    
    Antes de que pudiera explicar que yo tan solo estaba allí para darle apoyo moral a mi amiga, y nada más, el hombre levantó por fin la mirada de sus papeles y con voz asertiva dijo:
    
    —¡Tú! —señalando a Lucía—. Ve a ver a Manuel y le dices que Marcos te ha dicho que eres perfecta para la ropa interior.
    
    Luego le indicó por cual de las ...
    ... puertas tenía que ir y por allí desapareció mi amiga, no sin antes dibujarme una sonrisa malévola, la muy cabrona.
    
    —¡Y tú! —prosiguió el hombre, que deduje se llamaba Marcos—, deja que te vea…
    
    No sé por qué le hice caso. Creo que el hecho de que me pidiera verme, despertó mi vena exhibicionista y sin mediar palabra alguna me levanté para él. Me tomó una mano y sujetándola en alto me hizo dar un par de vueltas mientras escrutaba mi cuerpo en detalle. Sentí un escalofrío sabiéndome observada por ese desconocido, que rastreaba cada rincón de mi cuerpo con descaro. Además, como siempre, había salido de casa sin sujetador. Pude sentir cómo los pezones se me endurecían y presionaban contra la fina tela de mi blusa ante su atenta mirada.
    
    —Tú… Hmmm… —murmuró entonces—. Tú fuiste creada para ser modelo de bikinis.
    
    —¿En serio…? —pregunté en voz baja, como halagada, olvidando que yo no había ido allí para hacer de modelo.
    
    Marcos puso una de sus grandes manos en mi brazo, que acarició levemente haciéndome sentir el caliente y áspero tacto su piel en la mía.
    
    —¡Sígueme! —dijo tirando de mí con firmeza, pero sin llegar a ser agresivo.
    
    Me condujo por unas pequeñas escaleras de caracol a una especie de ático. Allí había otro pasillo con solo dos puertas. Me arrastró hasta la habitación más alejada, cerrando la puerta detrás nuestro. En el interior había un decorado que simulaba una playa, con un mar azul pintado en el fondo, arena en el suelo, y unos pocos accesorios como una ...
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