1. Una tarde cualquiera


    Fecha: 19/03/2023, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... metía en los cachetes de su magnífico culo era la única ropa que llevaba.
    
    - Vamos rápido que vendrá para las siete y media, no tenemos casi tiempo y quiero que te vayas contento - fue lo único que me dijo mientras me arrastraba hasta su dormitorio.
    
    Su habitación era sencilla; un pequeño mueble ropero de los años 50 y dos mesillas de noche a los lados de una moderna cama de matrimonio. Aquella cama debía medir 2 x 2 cuando menos, ovalada por los laterales, y con un cabecero en madera de cerezo. Estaba la persiana estaba bajada y gracias la tenue luz que las luces de ambas mesillas daban, permitiía disfrutar de las curvas de aquel cuerpo de diosa griega.
    
    Cerrando la puerta de la habitación a mi espalda, no me dió tiempo ni a darle las buenas tardes. Se abalanzó sobre mi sin permitirme siquiera abrir la boca, tapandomela con aquellos carnosos y sabrosos labios.
    
    Entre morreo y morreo, me iba quitando la ropa igualandonos en número de prendas.
    
    No me dí cuenta ni cuando me había quitado los pantalones y zapatos. Aquella musa me tenía hipnotizado.
    
    - Ponte cómodo mi amor - dijo sentándome en la cama.
    
    Ella se agachó y comenzó a morderme desde el cuello hacia abajo. Aunque no suelo ser nada parado en la cama, aquel día no era capaz de tomar ninguna iniciativa, dada su actividad, parecía que llevara años sin probar el sexo. - Déja te te haga - susurró cuando llegó a mordisquear mi miembro ya erecto por encima de mi boxer.
    
    Poco a poco, me fue tumbando hacia atrás ...
    ... para tener un mejor acceso a mi polla, apartando mi calzoncillo para deshecharlo completamente. - esto mejor lo quitamos - decía.
    
    Estando totalmente a su merced, me tumbó boca arriba en el lecho, y comenzó a hacerme la mamada de mi vida.
    
    Empezó besando mi capullo, mientras iba dejando caer gotas de saliva hacia el tronco; una mano la mantenía quieta en la base de mi polla, mientra que con la otra pellizcaba suavemente mis testículos.
    
    - Si sigues así, me voy a correr antes de que puedas contar diez - le amenazé con intención de que me dajara interactuar con sus zonas erógenas.
    
    - Tranquilo mi amor, hoy te toca disfrutar a ti, que bastantes frustraciones te da tu mujer - contestó como si leyera mi mente.
    
    Entonces me dí por vencido, me acosté en la cama con la cabeza en la almohada y cruzando mis manos por detrás de mi cabeza, la dejé que siguiera con lo que me hacía. Lo más que fui capaz de hacer en ese momento, fue respirar y suspirar, disfrutando de aquella felación. Parecía que no había un mañana. Me miraba directamente a los ojos sin pestañear. Su gesto era de niña mala que está haciendo una travesura, y claro, me había olvidado de la mano que tenía en mis huevos, la había desplazado hacia abajo y con uno de sus dedos andaba acariciando mi ano. Comenzó realizando pequeñas incursiones con la yema de uno de sus deditos. Lo metia no más de un centímetro para sacarlo despacito haciendo pequeños círculos. La verdad es que la cantidad de babas que tesbalaban por mi ...