1. El regalo: Un antes y un después (Vigésima cuarta parte)


    Fecha: 28/03/2023, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    El viaje de regreso tuvo un retraso de media hora por la fuerte lluvia sobre la ciudad de Turín, pero la verdad ni me importaba y por el contrario sí qué lo agradecí, pues agobiada por no poder comunicarme con mi esposo, –tras aquella videollamada al alba– aproveché para sumergirme en mis pensamientos sopesando mi futuro, sin saber si a mi llegada, Rodrigo me daría la oportunidad de hablar o si por el contrario, en su conciencia tendría ya tomada la decisión.
    
    En la sala de embarque, una silla de oscuro tapizado y cromado armazón, me separaba del causante de mi debacle. No habíamos cruzado palabra, más que el apenado y educado saludo de buenos días al desayuno, cuando Antonella y Francesco habían pasado al mediodía para trasladarnos del hotel al aeropuerto.
    
    No habíamos hecho nada y sin embargo su presencia en mi habitación esa madrugada, implosionó la tambaleante torre de mi relación matrimonial. Me dolía fuertemente la cabeza, y los brillos repentinos de cualquier fuente de luz, aumentaban la migraña. Mi jefe me miraba de reojo pero no decía nada, tan solo giraba el móvil entre sus manos y de vez en cuando revisaba su reloj como si él, afanado por llegar a Madrid, quisiera desde su elegante palco, observar mi enfangado matrimonio y beneficiarse del desastre que causó sin obtenerme. ¡Lo odié!
    
    ¡Sí! Muy a pesar de que fuera inocente, –a medias– pero por su imprudente presencia en la habitación a esas tempranas horas, mi esposo intuyó que estaba él conmigo y yo se lo ...
    ... ocultaba; no respondió las llamadas, ni a la multitud de mensajes que le escribí, hasta que cansada de llorar, el abrazo consolador de mi asistente y la ternura de sus labios, absorbiendo aquella salina humedad de las lágrimas que rodaban sin pausa sobre mis mejillas, me hicieron odiarlo también a él, al hombre que yo amaba tanto. Me juzgó y me sentenció siendo yo una mujer… ¡Parcialmente exenta de pecado!
    
    Tan inmersa me hallaba en acomodar palabras en mi mente, como si se tratase de ganar una partida de Scrabble, que no me fijé en el caos que causaba generalmente en mí el despegue. Armaba algunas frases de ruego, un locuaz discurso sin las consabidas… ¡Lo juro… no supe que paso! O… ¡Fue sin intención! Me urgía enlazar palabras, con las cuales yo lograra remediar lo que se rompió en el corazón de Rodrigo, pero que no se dio en realidad, tan solo en su quimera y con el hombre que mi esposo me imaginó ya entregada; no me percaté del movimiento del avión, sometido a vientos fuertes, turbulencias que en mi estado natural, me hubieran fácilmente llevado a gritar por el espanto, tal cual lo hicieron en la cabina muchas personas a mi alrededor. Nunca intenté extender mi brazo con mi mano buscando el ya conocido refugio en las de mi jefe. Iba allí sentada, afirmada contra el espaldar del cómodo sillón, pero era como si solamente viajara el cuerpo, –la materia presente– pues la mente… Esa estaba kilómetros más allá.
    
    Ya pasada la turbulencia, el avión desplazándose por encima de las ...
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