Amor más alla de la muerte
Fecha: 04/04/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... le tenía el rastro las 24 horas del día. A no ser… que le era infiel dentro de la oficina.
-¡DIOS MÍO!- exclamó Mijaíl al imaginarse a su nunca como es suficiente amada novia siendo penetrada por la gran y colosal verga del doctor Edouard Arraut.
Todo le incitaba a liberar el demonio que tenía dentro en contra del Dr. Arraut, pero después del strike uno le hizo reflexionar sobre lo mal novio que era, se dio cuenta que debía confiar más en ella, no por lo infiel, sino porque ella podía cuidarse sola.
Pongamos algo en claro antes de continuar con la historia: Mijaíl no la vigilaba porque no confiaba en su fidelidad, lo hacía porque temía que le pasara algo malo. Bueno, pensaba eso hasta que sospechó de un idilio con el Dr. Arraut. No quería tomar por hecho que le era infiel, así que ideó un plan para comprobar si le era infiel de verdad.
Aquí es cuando nos remontamos al presente. Mijaíl la espiaba desde que salió del trabajo, porque iba a hacerle una pequeña visita al Dr. Arraut. Tenía todo planeado, milimétricamente planeado a la perfección. Entró en el despacho, se acercó a la secretaria suplente y antes de que pudiera decir una palabra, la secretaria pegó un brinco y con una sonrisa en los labios gritó su nombre.
-¡Mijaíl!¡Por fin te atreves a venir!- exclamó seguido de una carcajada muy sonora, como es típico de las tías cuarentonas.
-Disculpe, ¿me conoce? -preguntó nuestro querido espía confundido
-¡Claro! Sofía nos habla mucho de ti. Eres una ...
... maravilla, pero con unos grandes problemas de espacio personal, si sabes a lo que me refiero- dijo la secretaria suplente, agregando un bajo tono de confidencialidad a la última frase-. El Dr. Arraut también esperaba su llegada, ¡pase y salúdelo!
Mijaíl, pálido de la vergüenza y la confusión, siguió las órdenes de la secretaria como una máquina no pensante y entró en el despacho del Dr. Arraut.
-¡Mijaíl!¡Por fin te atreves a venir!- exclamó seguido de una carcajada muy sonora, como es típico de las tías cuarentonas- Debes de estar muy confundido, pero no te preocupes, para eso estoy yo.
-Sí, estoy un poco confundido- logró articular Mijaíl mirando fijamente al Doctor.
-Tu novia nos contó sobre el incidente en la tienda de golosinas… Y pues… me dijo que tal vez necesites una terapia para dejar esos celos que no te dejan disfrutar de tu relación a gusto. Dijo que hablaría contigo sobre la terapia.
¿Cómo no sentir celos ahora? El hombre con quién compartía su pareja el día entero era un doctor de un metro noventa, ojos azules, pelirrojo lacio y con un cuerpo ciclado como un toro y su novia está necesitada sexualmente. Y Mijaíl… bueno… lo único que tiene de toro son los posibles cuernos.
-«Pues la verdad, venía a darle una terapia de puñetazos a usted hasta que confiese cuales son sus intenciones con mi novia»- pensó, pero no dijo ni diría nunca Mijaíl. En vez de esas valientes palabras, lo que hizo fue pedirle que no le dijera a su novia que estuvo ahí e irse a su casa ...