Esta noche es Nochebuena
Fecha: 08/04/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Berni, Fuente: CuentoRelatos
... abrió contemplando a aquel dios recién bajado del Olimpo con una polla venosa que casi doblaba en tamaño a la de su novio. De pronto pensó en él y que estaría esperándola, pero fue un pensamiento fugaz porque inmediatamente el vikingo le hizo un gesto con la mano y ella no dudó en avanzar hasta la ducha. Se puso frente a él y miró hacia arriba. Le sacaba una cabeza. Se adelantó un poco más y se fundió en su piel.
Ana sintió los dedos del hombre rubio como si fueran brasas candentes sobre su piel. Cada caricia le provocaba placer sin todavía haber tocado los puntos estratégicos. Ana estaba muy caliente y húmeda, y no era por el chorro de agua que caía por sus cuerpos, era por su calentura. Las manos de él cogieron sus pequeñas tetas y le apretaron los pezones, pellizcándolos y arrancándole suspiros de placer. Después las manos se posaron en sus nalgas y las apretó con firmeza. Ella hizo lo mismo con las suyas. Recorrió su culo duro y se lo apretó queriendo clavarle las uñas. Deseaba más manos para poder acariciar a la vez aquel cuerpo caído del cielo en Nochebuena.
Empezó a notar como la verga del vikingo se frotaba sobre su abdomen y quiso aferrarse a él. Lo cogió fuertemente con la mano y comprobó su dureza. Estaba a punto para que se la clavara, pero fue un dedo el que la penetró encontrándose con su raja completamente abierta y mojada.
Ana movía su pelvis acompasando los movimientos del dedo en su interior y, al mismo tiempo que se dejaba hacer, masturbaba al ...
... vikingo con movimientos lentos, pero aferrando con fuerza el enorme falo. Quería arrodillarse y comerse esa polla que parecía tan deliciosa. Él no la dejó. La empotró contra la pared, le levantó el culo, se cogió la polla, la acercó a la entrada de su vagina y de una estocada se la hundió sin hacer paradas. Ana gritó de gusto. Notó como la abría en canal con aquel cipote XXL.
—¿No era esto lo que querías zorra? —le preguntó en un perfecto español, pero con acento.
El “Sí! de Ana apenas se escuchó mitigado por el ruido del agua y sus jadeos. En cada embate, lograba levantarla del suelo. El vikingo se aferró a sus caderas y le azuzó con unos violentos golpes de riñón pollazo tras pollazo, conduciéndola a un orgasmo y haciéndola gemir de placer. Las piernas le flaquearon a Ana, pero el nórdico continuaba arremetiendo en su coño con gran violencia, como si quisiera terminar, pero no fue así. Le dio la vuelta. Ana apenas se tenía en pie. La levantó en volandas y la sostuvo con la fuerza de sus brazos, mientras ella se enganchaba a su cuello, la cogió por debajo del culo para subirla y bajarla en el aire. Sus piernas se enroscaron en el cuerpo del vikingo como si fuera una serpiente envolviendo a su presa. Marta gemía de placer al sentir como el cipote la penetraba por completo. La cogía de las nalgas como si estuviese haciendo bíceps con dos mancuernas y la subía y bajaba mientras la polla se adentraba hasta sus profundidades para volver a emerger. Ana se cogió a su cuello y se ...