Esperábamos algo más
Fecha: 12/04/2023,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos
... lo entendió, y la empezó a penetrar. Al mirar de costado, ambos podían ver reflejada en el espejo la escena que estaban generando.
Magda, por su parte, bajó de la cama y se dispuso a sentarse sobre mí pene, estando sentado en el sillón. Y, la verdad, no nos pudimos acomodar. Así que le insinué que me dejara acostar en la cama y que allí nos iría mejor. Y así lo hicimos. Yo me acosté boca arriba en la cama y dejé que Magda me cabalgara. Pero, al igual que la vez anterior, ella estaba más atenta de lo que hacía su pareja con mi esposa que de lo que ella estaba haciendo. Me apreció muy indiferente. Me propuse, entonces, hacer mi parte hasta eyacular y dar por terminada aquella aventura con Magda.
Alberto, por su parte, seguía empujando su miembro dentro de la vagina de Laura, pero parecía que ella tampoco lo estaba disfrutado mucho, así que entendí que era momento de hacer algo y facilitar una salida fácil para aquella situación. Una vez me separé de Magda, miré el reloj y dije, cómo pasa el tiempo, ya se ha hecho tarde y mañana tengo que madrugar. Voy a vestirme y voy por el carro, así que los dejo para que se diviertan otro ratico. No, dijo ella, yo te acompaño.
Ambos nos vestimos y dirigiéndonos a aquellos, que seguían conectados, moviendo sus cuerpos, uno contra el otro, les dijimos que íbamos a recoger el carro y que no demorábamos. No dijeron nada, así que supuse que aquello era una aceptación y que, a lo mejor, si Magda y yo no estábamos presentes, quizá ambos ...
... se iban a soltar y comportarse de otra manera. De modo que abandonamos el lugar dejándolos solos.
Tardaríamos unos treinta minutos en regresar. Y, cuando volvimos, los encontramos aún desnudos, ella sentada en el sillón y el sobre la cama, charlando animadamente. Yo solo atiné a decir, bueno, lamento dañarles el rato, pero mañana tenemos compromisos y tenemos que dejarlos. No hay problema, dijo Alberto, nosotros también tenemos cosas que hacer y más vale ir a descansar un rato. Los acercamos a algún sitio. No gracias, ustedes van para un lado y nosotros para otro. No se preocupen. Y así, una vez vestidos aquellos dos, abandonamos la habitación, bajamos acompañados al primer piso y ahí nos despedimos. Nunca más les volvimos a ver.
Cuando ya estuvimos instalados en el carro pregunté a Laura cómo la había pasado. Nada que ver con los otros encuentros. ¿Cómo así? interrogué. Pues, la verdad, yo no disfruté mucho. Nada que ver con lo que pasa cuando nos encontramos con otra gente. Con tus negros, querrás decir, comenté yo. Si, con ellos, replicó ella; nada que ver. Bueno, dije, ya sabemos cómo funciona la cosa; no se trata de tener sexo por tener, sino que debe haber una motivación ¿cierto? Si, dijo ella, me parece que así es. Si quieres vamos a algún lugar para que completes la faena. No hace falta, dijo ella, vamos a casa.
Y así acabó aquella noche. Tuvimos curiosidad para saber cómo funcionaría aquello, pero la experiencia no nos dejó satisfechos, porque quizá, en medio ...