Un día de ensueño - Relatos Eróticos

Un día de ensueño

Aquel sábado sonó la alarma del despertador a las 06:00 como todas las mañanas, me di un baño caliente, me afeité la cara y aproveché en pasar el rastrillo por mi pelvis para asegurarme que la zona estaba totalmente libre de vellos.

Fui a mi recámara, sequé totalmente mi cuerpo y después me puse crema humectante en todas partes, me aseguré de no dejar un centímetro de piel sin humectar. Busqué mi ropa y decidí usar unos jeans ajustados azul claro y una playera color gris.

Decidí no usar ropa interior así que me enfundé en aquellos jeans, me puse la playera y unos mocasines café oscuro sin calcetines. La sensación de no usar calcetines ni bóxer es única, de total libertad y sensualidad. Finalmente arreglé mi cabello y completé mi look del día con un blazer azul.

Eran ya las 07:00 cuando salí de casa y tomé un taxi para acudir al departamento de Daniel, como lo había venido haciendo los últimos fines de semana. Llegué al edificio, subí las escaleras y toqué el timbre, unos instantes después la puerta se abrió y entré al departamento.

Al cerrarse la puerta detrás de mí vi a Daniel, un hombre maduro de 55 años, alto de 1.85 aproximadamente, con un poco de sobrepeso, pero muy varonil. Nuestras miradas y una pequeña sonrisa se cruzaron. Daniel, siempre galante atinó a decir.

-Estás precioso

-Gracias

-Tú ya muy lindo y yo en fachas.

-Eso se arregla fácil

-Tienes razón, iré a cambiarme, si gustas tú puedes hacer lo mismo.

-Sí, ya quiero hacerlo.

Cada ...

... uno tomó rumbo de habitaciones distintas, en la que yo entré había una cama individual, un clóset y un tocador. Abrí el closet y saqué de él un vestido negro corto muy lindo, un sostén copa A y una tanga negra con encajes rojos. También saqué unas zapatillas negras de charol con tacón de 13 centímetros.

Ya con la ropa en la cama me desnudé, tomé una botella de perfume y apliqué un poco en mi cuello, en mis muñecas y en mi pelvis. Después comencé a vestirme con aquel outfit, primero la tanga, luego el sostén teniendo el cuidado de ajustarlo de tal manera que mis senos de hombre luicieran como unos pequeños senos de mujer. Finalmente me puse el vestido.

Tomé unos aretes y un collar del tocador y me los puse, al igual que un pequeño reloj de pulsera y algunas pulseras de fantasía. El toque final, una peluca castaña de corte Bob.

Salí de la habitación y comencé a recoger un poco el desorden de Daniel, había cosas tiradas por todos lados, ese hombre podía tener muchas cualidades, pero el orden no era una de ellas.

Finalmente apareció él, recién bañado, con un pantalón de vestir color gris, una camisa morada y zapatos negros. Una vez más rompió el silencio mientras se acercaba a mi:

-Lorena, mi amor, ya te extrañaba.

-Y yo a ti Daniel

Nos fundimos en un abrazo que terminó en un largo beso francés y un ligero apretón de nalgas de parte suya.

-Dany, quieres que te prepare el desayuno?

-Primero quiero desayunarte a ti.

-Qué esperas entonces?

No terminé ...