1. Esa noche era mía, yo era la luna y ellos mis estrellas.


    Fecha: 14/04/2023, Categorías: Sexo en Grupo Autor: kenaya, Fuente: RelatosEróticos

    Aquella calurosa tarde atípica para ser 31 de octubre tenía un color sombrío, pronto anochecería y comenzaría la caza.
    
    Era sábado, el fin de semana siempre estuvo hecho para descansar, pero este era especial.
    
    Tras estos meses en cuarentena, guardando distancias, con mascarilla y gel hidroalcohólico siempre a mano, era momento de desatarse de todo, desinhibirse y dejarse llevar por la luna llena.
    
    El toque de queda limitaba bastante la situación, pero sabemos de un sitio dónde dar rienda suelta a nuestra imaginación.
    
    Me preparé para la ocasión, no quería ser reconocida ya que en unas semanas comenzaría a trabajar cara el público. Para hacer maldades siempre es mejor el anonimato, un aquí te pillo y aquí te mato, sin nombres, sin números de teléfono, sin complicaciones, sólo placer por placer. Pura fantasía.
    
    Esa noche tenía todos los pretextos, con lo que me gusta a mí caracterizarme... Era la excusa perfecta para ponerme ese picardías que tanto tiempo llevaba guardado en su cajita perfumada, junto con la lencería fina, esa que no deja pasar desapercibidas mis curvas, mi sensualidad, mi atractivo, mi potencial.
    
    Comencé por el maquillaje, un poco de sombra negra y morada, eye-liner para una mirada felina, máscara de pestañas para potenciar la expresión y media luna dibujada en el centro de la frente rodeada de estrellas brillantes para hipnotizar a mi presa.
    
    Pasé al vestidor, medias finas y negras con blonda, son mis favoritas ya que por la pantorrilla y ...
    ... muslos tienen un dibujo encorsetado con lazos iridiscentes. Estaba decidido, no llevaría bragas. Así que me puse el body de seda negra que tan buen pecho me resalta, bien ceñido a la cintura, con sus transparencias y cerré los corchetes con cuidado, no quisiera pillarme los labios. Estaban suaves y recién rasurados, de color rosado y carnoso, jugosos como un melocotón bien maduro que cuando muerdes se te escurre de la boca y cae por un reguero toda su agua, empapándote en cuello hasta llegar a tu pecho.
    
    Me coloqué el liguero y pedí a mi pareja que cerrase los broches. Una propuesta más que tentadora para rozar suavemente, acariciar y lamer mis nalgas mientras obedecía mis órdenes. Una petición más, subir la cremallera de mi faldita plisada de satén negra de volantes. Botines de ante de tacón abrigo a ras de culo y comenzaba la caza.
    
    Cogí un par de preservativos, no sabíamos a dónde nos llevaría la situación que íbamos a provocar, pero saldríamos preparados para todo.
    
    Nos subimos en el coche y bajamos las ventanillas, cuánto se agradece el aire fresco en la cara y dejar la melena el viento embriagando la atmósfera del coche con el olor dulce de mi perfume de fiesta.
    
    Nos miramos a los ojos mientras el semáforo estaba cerrado, yo ya me estaba lamiendo y mordiendo sutilmente el labio inferior, sabía que él estaba pensando lo mismo. Todavía no hemos llegado y ya estamos ansiosos y cachondos. Quiso corroborarlo y con su mano derecha acarició mi entrepierna lentamente, ...
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