Esa noche era mía, yo era la luna y ellos mis estrellas.
Fecha: 14/04/2023,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: kenaya, Fuente: RelatosEróticos
... favor, quería comérsela tan bien como lo hizo él.
Yo estaba tan húmeda en aquel momento que cuando mi novio me tocó el coño, hizo que subiera mi cadera y sin yo esperarlo, él ya estaba de nuevo erecto y dentro de mí, para darme bien duro desde detrás. Con el impulso de sus embestidas yo tragaba la polla del chico hasta el final. Mis ojos sollozaban, pero no quería parar, lo estaba disfrutando y cachorra perdida. Pum pum pum pum duro y sin cesar.
Busqué la mirada de aquel jovencito moreno, pude ver como no podía dejar de mirar hipnóticamente como me la metían bruscamente, penetrándome sin descanso. Sentí que aquel desconocido deseaba a mi hombre y me sentí poderosa porque seguramente le hubiese gustado a él estar en mi posición mientras le someten a tal placer. Sólo compartiría hasta dónde y cómo quisiera.
Esa noche era mía, yo era la luna y ellos mis estrellas.
Me corrí, no aguanté más y no logré contener los gemidos a pesar de tener un pene dentro de mi boca. Me temblaban las piernas mientras se contraían mis músculos vaginales así que me recosté encima del maletero y me apreté fuerte los pechos saboreando aquel ...
... clímax.
Mi novio se quedó mirándo ya que él todavía no había llegado al final así que le indiqué a aquel chico que de nuevo comiera la polla de mi novio. Quería verlo otra vez, ver el pene dentro de su boca, fijarme en cómo jugaba con su lengua, hacía gárgaras aguantando hasta el final, hasta la última gota, hasta la última propulsión de semen.
Así fue, aquel chico hacía maravillas.
Escuché la palabra: ROJO.
Y de nuevo ROJO, ROJO.
En ese momento fui consciente de mi alrededor.
Un grupo de 9 hombres a escasos metros de nosotros se acercaban con dudosas intenciones. Estábamos tan ensimismados en nuestro placer que no nos dimos cuenta de que había comenzado a llegar y llegar más gente a aquel lugar.
Sin despedida ni final feliz para aquel chaval.
Me baje la falda y me metí en el coche. Nos fuimos de allí antes de no poder controlar la situación, con las pulsaciones a mil y una mezcla de sentimientos y emociones inexplicables. Me había desatado como nunca, de tal manera que no fui capaz de ver el peligro de ser mujer, de estar en mitad de aquel oscuro lugar rodeada de tantos hombres en busca de saciar su sed.
K.