1. Culo


    Fecha: 23/06/2018, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... capullo a la entrada del ano, empujando de manera constante, con fuerza, intentando que no resbale por el exceso de lubricante, al mismo tiempo que estoy atento a lo que dice Luisa una vez consigo abrir su esfínter externo lo suficiente como para que entre entero el glande de mi polla.
    
    —Ay, ay, para, para; no, sigue, sigue; empuja, cabrón, empuja
    
    Puro contrasentido que ya he aprendido a descifrar lo suficiente como para entender que ahora no debo detenerme y tengo que seguir empujando.
    
    —Ay mi culito, ay, qué malo eres; guarro, como te gusta darme por el culo, maricón
    
    Poco a poco he ido metiendo la polla y es el último empujón el que me gusta dar más fuerte, que note que he llegado hasta el final del rabo.
    
    —Mi niño me la mete entera, me rompe el culito con su pollón
    
    A estas alturas del partido ya puedo empezar a empujar de manera constante con unmetisacatranquilo, suave, adelante y atrás, al mismo tiempo que noto como mi tiesa y dura polla está apretada, perfectamentearropada dentro de este maravilloso culo. Joder, cómo me gusta.
    
    No he dicho que tengo una polla de buen tamaño, de veinte centímetros de largo por más de seis centímetros de ancho, recta, con un capullo que parece una seta, ligeramente terminado en punta. Estoy muy contento de mi rabo, nunca me falla, me da gusto y me consta que a muchas mujeres les encanta, en especial por su grosor, entre ellas a Amparo, la hermana mayor de mi novia, quién en ocasiones, como sucede ahora mismo, nos mira ...
    ... mientras follamos, se excita y, cuando hemos terminado, se va a su habitación a hacerse una pajapensando en esa polla tan gorda que tiene Eduardo, según dice a menudo.
    
    Luisa continúa con su escándalo personal habitual, dando gritos casi siempre altos, quejándose y hablando de manera más o menos coherente:
    
    —Cerdo, qué gusto me das; cabrón, qué daño me haces; quiero tu lechecita, mi niño, dámela
    
    No puedo aguantar más, ahí va mi corrida, larga y sentida, como todos mis orgasmos. ¡Qué bueno, hostia!
    
    Mi novia, a pesar en que hay ocasiones en las que es imposible darle por el culo porque le duele, se suele correr con facilidad, es de orgasmo fácil si está convenientemente excitada, como ahora mismo le sucede.
    
    —Sí… Ay, mamá, qué gusto, qué bueno. Sí…
    
    Durante muchos segundos Luisa tiene su corrida, con varios orgasmos prácticamente seguidos —es un claro ejemplo de mujer multiorgásmica— que van ganando en intensidad según pierden duración. Al acabar suele dar un fuerte último grito, me pide que le saque la polla urgentemente —le da igual que yo me haya corrido o no— para tumbarse en la cama, quedando verdaderamente cansada, con ganas de dormir un rato.
    
    También me tumbo a su lado, todavía no he recuperado la respiración por completo. Amparo se ha ido a su habitación a masturbarse. Quedo amodorrado pensando que quizás alguna vez deberíamos montárnoslo con Amparo... estaría bien.
    
    Fui un perfecto gilipollas. En las fiestas del barrio me lo monté con una amiga de mi ...
«1234...15»