La historia de Claudia (16)
Fecha: 23/06/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
Se ocupó, además, de ultimar los detalles para la actividad del sábado, cuando ambas perras serían victimizadas de un modo muy especial.
A todo esto, la cachorra despertaba cerca del mediodía en el cuarto de huéspedes donde la habían hecho dormir Jimena y Natalia, y ambas, desnuda como estaba, con su collar, los brazaletes y las tobilleras, la llevaban al comedor para darle algunas órdenes:
-Ahora te sacás todo eso, te vestís y te vas al supermercado para hacer algunas compras. Aquí está la lista y la plata, y apurate que te vas a ocupar del almuerzo.
-Sí, señorita Jimena. –dijo Laura y se marchó para vestirse y cumplir con la orden. Le esperaba una tarde movida, ya que las chicas habían pedido el día libre en sus trabajos y Natalia, que estudiaba Derecho, no pensaba asistir a clase ese día.
Mientras tanto, Claudia, que había pasado la noche en el piso, junto a la cama donde Elina durmió plácidamente, debió esa mañana, agotada como se sentía, encargarse de preparar y servir el desayuno de la señorona, que se proponía aprovechar al máximo esa jornada en la que aún la tendría en sus manos. Y así fue.
Cuando tomó el desayuno hizo que la sumisa lo hiciera en el piso y después que lavara las tazas, los platos y los cubiertos utilizados. Después se la llevó al dormitorio, donde volvió a usarla sexualmente. Más tarde, después de un reposo, la condujo en cuatro patas al fondo llevándola de la cadena del collar. Allí estaba Gandul, que al advertir a su dueña se ...
... acercó ladrando a saludarla con cariñosas lamidas en la mano.
Claudia, al ver al perro, pensó que le hubiera gustado asustarse y en vano buscó en ella algún resto de dignidad, de pudor, de miedo, de racionalidad que le permitiera esa reacción ante la posibilidad de que Gandul volviera a violarla. Pero nada de eso encontró. El episodio de la noche anterior con ese perro había sido una bisagra en su vida, como una puerta por la que la habían hecho ingresar al reino animal como un animal más, y eso era ahora, un animal de placer para quien quisiera usarla. Recordó a la señora, "mi dueña" -se dijo; a Inés, a la cachorra, a su trabajo en la radio, "no quiero volver ahí" –pensó. No había ya nada en ella de lo que alguna vez la hiciera persona, mujer. No había ni siquiera lágrimas para llorar esa pérdida, y cuando el perro empezó a olisquearla entre las piernas apretó sus nalgas contra ese hocico húmedo deseando ser penetrada, pero después de algunos lengüetazos Gandul se alejó dejándola caliente.
Elina lanzó una carcajada:
-¡Jajajajajajajajajaja! Parece que mi buen Gandul no tiene ganas de cogerte, perra Claudia... ¿Y vos?... ¿Querías que te sometiera? –y así diciendo le inspeccionó la concha.
-¡Sí, grandísima puta! ¡Empezaste a mojarte! ¡jajajajajajajajajajajaja! ¡Sí! ¡Bastó que el perro te lengüeteara para que te pusieras bien cachonda, ¿eh? ¡jajajajajajajajajaja!... Pero no te preocupes, perra en celo, porque seré yo quien te coja bien cogida... De aquí hasta la hora de ...