La historia de Claudia (16)
Fecha: 23/06/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... Elina señalando a Claudia. -¿Me permite contarle algo?
-Pero por supuesto, señora. –concedió Blanca intrigada.
Elina entonces comentó lo ocurrido entre Claudia y Gandul ante el asombro morboso y complacido de Blanca e Inés, y cuando terminó dijo:
-Espero que no le moleste lo que hice, mi querida señora.
-¡Pero no, Elina! ¡Al contrario! ¡Estuvo usted muy bien! –le contestó Blanca y después dijo dirigiéndose a Claudia:
-Así que ahora ya sos una perra total, Claudita, jejeje...
-Sí, señora. –contestó la sumisa con tono grave y serio. –Soy una perra. Soy su perra Claudia o cualquier otro nombre que usted quiera darme.
-No, Claudia está bien, porque ése era el nombre de cierta patroncita fría y altanera que tuve hace tiempo. –dijo Blanca sonriendo perversamente.
Momentos después despedía a la señorona y a las lesbianitas y quedaba a solas con Inés y con sus sumisas, a las que inmediatamente mandó a vestir para que se fueran.
Del dormitorio ambas volvieron al comedor y Blanca les dijo mientras las llevaba hacia la puerta de calle:
-Mañana las quiero a las dos aquí a las seis de la tarde. ¿Entendido? Ahora se toman un taxi, vos dejás a la cachorra en su casa y después te vas para la tuya.
Ambas asintieron, saludaron a su dueña en cuatro patas besándole la mano y se retiraron.
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Al día siguiente Laura fue a su trabajo en la veterinaria y de allí a la facultad. Llegó con tiempo y esperó la hora de entrada al aula tomando un café ...
... en el bar.
Estaba tan sumida en sus pensamientos sobre Claudia y la conversación que habían tenido que no oyó el saludo de Paola y sólo reparó en ella cuando la chica se le sentó al lado.
-Ah, hola. –la saludó Laura lamentando esa interrupción aunque tratando de ser cortés.
-¿Qué te está pasando, Lau? –quiso saber Paola. –Estás rara últimamente. ¿No querés contarme?
-No, Paola. Son cosas personales.
-Bueno, pero es que me interesan tus cosas, ¿sabés?... Me interesás, Lau--... –insistió la chica con voz insinuante.
Al oírla, la peladita dejó de lado sus reflexiones sobre Claudia y se dispuso a prestarle atención.
-Ah, bueno, pero antes no era así y sabés muy bien a qué me refiero. –le dijo mirándola fijamente.
Paola desvió la vista.
-Es que... creo que me asustaste, ¿sabés?... –dijo sonriendo nerviosa.
Laura adivinó para dónde iba su interlocutora y sospechó que podría ocurrir algo importante. Paola le atraía mucho y aunque desde que era sumisa de la señora se había olvidado de ella, el reencuentro iba despertando otra vez sus deseos. No se le pasaba por la cabeza tener algo con Paola a espaldas de su dueña, pero ya vería en qué desembocaban las cosas.
-¿Yo te asusté? –le dijo para alentarla a que siguiera franqueándose.
-Sí, Lau, es que... yo... ¡ay, me cuesta!... –vaciló la chica que ahora tenía la vista en el piso y se retorcía nerviosamente las manos, pero luego de vacilar un instante continuó hablando:
-Es que yo... yo nunca tuve nada ...