La historia de Claudia (16)
Fecha: 23/06/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... les faltó energía para gritar y se limitaban a gemir débilmente a cada nuevo golpe cuando ya sus nalgas lucían extremadamente rojas y quemaban al tacto, como bien pudo comprobarlo Nelly al palparlas antes de dar por terminada la terrible azotaína.
Las perras cayeron al piso y allí quedaron, tendidas boca abajo, refregándose las nalgas en procura de aliviar el doloroso ardor que las atormentaba.
Nelly y Rosario se inclinaron sobre Claudia y la dueña de casa le dijo:
-Oíme, puta, ¿creés que te trajimos acá para que descanses?
-Por favor... –rogó la sumisa con voz casi inaudible, pero Rosario no estaba dispuesta a darle tregua. Le metió un dedo en el orificio anal mientras Nelly sofrenaba los corcovos de Claudia y dijo:
-Bueno, hablamos de cogerlas por el culo, ¿cierto?... Entonces, ¿qué estamos esperando?
-Llegó el momento. –acordó Julia llevando una mano a las nalguitas de la cachorra, que seguía gimiendo de dolor en el piso.
Inmediatamente las cuatro se colocadores arneses con consoladores y se abalanzaron sobre sus indefensas víctimas.
-¡Un momento! –exclamó Julia. –Dije que le iba a pinzar la lengua a esta putita y eso es lo que voy a hacer antes de darle.
-Muy bien. –le contestó Leticia. –Andá a buscar broches que te espero.
Nelly le indicó dónde podía encontrar los broches de colgar ropa y allí marchó Julia dejando a Laura en manos de Leticia.
En vano intentó la cachorra conmover a la rubia rogándole una piedad que no le iba a ser ...
... concedida.
-No es con piedad como voy a gozar de vos, bebé. –le dijo Leticia. –Al contrario, me gusta maltratarte, ¿sabés?... siento que me excito mucho.
Laura no pudo reprimir los sollozos que le atenaceaban la garganta y dijo con voz quebrada:
-Por favor, señorita Leticia... hagan... hágannos lo que quieran, pero... pero después déjennos ir... ¡por favor!...
Leticia se rio cruelmente:
-¡jajajajajajajaja!... ¿dejarlas ir?... je... Ni lo sueñes, bomboncito. Vos y esta otra son perras de raza, un botín muy valioso al que no vamos a renunciar hasta que nos hartemos, y te aseguro que va a pasar muuuuuucho tiempo hasta que ocurra eso. Y, además, cuando pase, ¿por qué dejarlas ir?... ¿Sabés lo que vamos a hacer?, vamos a venderlas, cachorrita, y claro que nos van dar muy buen dinero por ustedes.
-¡Nooooooooo!... –se desesperó Laura. -¡¡¡¡No, señorita Leticia!!!! ¡¡¡¡Por favor, eso no!!!! ¡¡¡¡Nooooooo!!!!
En ese momento volvió Julia y al escuchar los gritos de Laura se inclinó amenazadora sobre ella:
-¡¿Otra vez chillando, vos?!
La cachorra la miró aterrada:
-Por favor, señora... ¡por favor!
–Ponela de espaldas en el piso y abrile la boca. –pidió Julia y Leticia lo hizo rápidamente. Se sentó sobre el pecho de Laura con las piernas a ambos lados y le apretó la nariz con dos dedos obligándola a que en pocos segundos abriera la boca en busca de aire. Con precisión de cirujano Julia tiró de la lengua y cuando la tuvo afuera le colocó dos broches en forma ...