1. La historia de Claudia (16)


    Fecha: 23/06/2018, Categorías: Hetero Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... Claudia, con el vestido abierto de arriba abajo, las tetas le bailaban una danza rítmica al compás de su respiración agitada. No llevaba corpiño ni bombacha y una de las secuestradoras, la que acaba de desprenderle todos los botones, llamó la atención a las demás sobre ese detalle.
    
    -¿Así te tiene esa señora? ¿Sin ropa interior? -y todas rieron mientras la primera tomaba ambos pechos por debajo y los estiraba para exhibirlos:
    
    -¡Miren qué buenas ubres!
    
    Claudia intentó echarse hacia atrás, pero una cachetada la persuadió de que lo mejor era no ofrecer resistencia.
    
    -¿Ella te ordena esto o lo hacés de puta que sos, nomás?
    
    -No, yo... –empezó a balbucear, Claudia pero la que le mantenía los pechos sujetos la interrumpió:
    
    -Bueno, ya nos vas a contar unas cuantas cosas, puta, vos y tu amiguita. Queremos saber a quiénes nos llevamos, aunque Leticia algo nos contó.
    
    -Pero... ¿adónde nos llevan?... ¿qué nos van a hacer?... –se atrevió a preguntar Laura y esta vez fue ella quien recibió una cachetada tan fuerte que le hizo saltar las lágrimas:
    
    -Sos demasiado preguntona... ¿no creen, chicas?
    
    -Sí, habría que ponerle un broche en la lengua por charlatana.
    
    Una de las desconocidas le tomó la cara entre las manos y le dijo desde muy cerca:
    
    -¿Oíste, pendeja?... Cuando lleguemos te voy a pinzar esa lengüita, así no nos jodés con boludeces mientras te cogemos.
    
    -Sí, y se la sacamos cuando tenga que chuparnos la concha.
    
    -La concha y el culo, porque van a ...
    ... chuparnos por todos lados.
    
    El miedo y la angustia de las sumisas crecía a medida que las secuestradoras se mostraban cada vez más crueles y al parecer dispuestas a maltratarlas mucho, además de someterlas sexualmente.
    
    Por fin la camioneta se detuvo ante la verja de entrada de una casa ubicada en una zona residencial de la ciudad. Leticia accionó un control remoto para franquear la entrada y el vehículo avanzó por un sendero lateral que bordeaba un amplio jardín y se detuvo en la parte trasera de la casa. Las secuestradoras descendieron y a empujones y tironeos llevaron a ambas cautivas hasta una puerta de madera algo carcomida.
    
    -¡Adentro, putas! ¡Vamos, muévanse! –les gritó Leticia mientras abría la puerta.
    
    -¡Vamos! ¡Vamos!
    
    Mareadas por la enorme tensión que estaban viviendo y cada vez con más temor, Claudia y Laura ingresaron entonces a un cuarto de paredes de ladrillo, con el suelo de tierra apisonada y el techo formado por listones de madera. Se respiraba un fuerte olor a humedad y contra la pared del fondo había algunos trastos como un par de sillas desvencijadas, cajas de cartón y un manequí sin su base, entre otros objetos en desuso.
    
    -Bueno, putas –les dijo una de las desconocidas, -aquí se quedan hasta que vengamos a buscarlas para empezar la fiesta. –e inmediatamente todas se retiraron dejándolas encerradas con doble vuelta de llave.
    
    La dueña de casa, una cincuentona llamada Nelly, rubia, vestida con un pantalón y remera de gimnasia, se dirigió seguida ...
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