La historia de Claudia (16)
Fecha: 23/06/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... con una chica, ni siquiera como fantasía, jamás había pensado en algo así... y de pronto vos empezaste a.… insinuarte, creo, y yo me asusté porque... porque me hacías sentir cosas, cosas fuertes, ¿entendés?...
-Sí, entiendo. Seguí.
-Y bueno entonces, cada vez que me sugerías algo yo me escapaba haciéndome la boluda... pero no podía dejar de pensar en vos... mirá, hasta hace unos días yo salía con un chico, pero cuando estaba con él te tenía a vos en la mente... ese día que viniste sin ropa interior y yo me burlé fue porque en realidad me volaste la cabeza... y cuando una vez vino a buscarte esa chica morocha, ¿te acordás?... bueno yo... yo te vi y me puse celosísima... y después cuando apareciste así, rapada, no sé... no sé qué me pasó... empecé a imaginarme cosas locas... muy locas...
-¿Qué cosas?
-Me da vergüenza... son delirios...
-A lo mejor no... –arriesgó la cachorra sin saber a qué se refería Paola pero intuyendo que esos delirios podrían ser la puerta de ingreso a una situación por demás interesante.
-Dale, contame. –insistió cada vez más ansiosa.
Paola agachó aún más la cabeza y dijo con voz muy baja:
-Bueno, qué se yó, Lau... tuve la fantasía de que... de que te habías rapado por... por orden de alguien o que alguien te... ¡ay, perdoname!...
La cachorra se puso tensa luego de que Paola diera tan asombrosamente en el blanco, y tras tomar aliento dijo:
-Acertaste.
La chica la miró a los ojos:
-¿Cómo?... qué decís...
Laura ...
... consideró que debía saber más antes de seguir avanzando y preguntó:
-¿Y vos qué conocés sobre eso de dar órdenes?
-No, bueno... yo sé que hay personas que... yo algo leí... –contestó Paola, aturullada y con las mejillas rojas de vergüenza, y Laura se dijo que era el momento de lanzarse a fondo:
-Ya veo. Leíste sobre sumisión.
Paola volvió a bajar la cabeza, hizo una pausa y dijo:
-Sí... leí sobre eso... ¿pero vos...?
-Yo ¿qué?
-Vos... ¿vos sos... sumisa y te rapaste por orden de alguien?... –preguntó la chica con un hilito de voz.
Laura miró la hora y dijo llamando al camarero:
-Es la hora de clase, Paola. Vamos. Después seguimos. –y tras dejar sobre la mesa el dinero de su café se dirigió hacia el aula sin mirar atrás.
Paola quedó temblando durante algunos segundos y por fin la siguió presa de fuertes y contradictorios sentimientos.
Durante la clase se intercambiaron insistentes miradas y a la salida Paola la tomó de un brazo.
-Por favor, Lau... no podés dejarme así...
-¿Así, cómo?
-Así, sin decirme si sos...
-¿Si soy sumisa?
-Sí...
-Chau, Paola, la próxima hablamos de eso, estoy apurada. –dijo la cachorra y librándose con un gesto brusco de la mano de la chica se alejó.
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En camino hacia la casa de la señora, Laura iba repasando toda la conversación y a medida que recordaba cada palabra, cada frase, cada gesto o expresión de Paola, crecía en ella la certeza de que esa chica no miraba desde afuera la práctica de ...