1. Jillian


    Fecha: 09/05/2023, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... como pena... Contigo
    
    -¡Dios! -mi corazón estalló, había arruinado todo y no sabía que decir- Lo siento, no quise hacerte sentir así... Perdóname.
    
    -Tranquila, mañana nos vemos y hablamos, ¿si va?
    
    -Si va, dale, nos vemos
    
    Cuando cuelgo me derretí en un millón de sensaciones, no sabía qué hacer ni que decir ahora que todo no estaba oculto, ahora que una luz había iluminado parte de mi alma.
    
    Cuando llego a la universidad al día siguiente ella está sola donde siempre nos encontramos, me siento junto a ella y no nos decimos nada, hemos pasado suficiente tiempo juntas para que el silencio sea algo incómodo, sin embargo algo cambió, apenas se percibe una perturbación en el ambiente pero está allí.
    
    -Hola -me dice ella después de un momento, no nos hemos mirado a la cara- ¿cómo estás?
    
    -Bien...
    
    Es esa la mentira más grande del ser humano ¿no?
    
    Nos quedamos en silencio un rato más, hasta que ella saca un libro, es hojas de hierba, mi libro favorito.
    
    -Encontré un canto muy hermoso en este libro, aunque no sé si es un canto o lo que sea que sea. Es el V, léelo.
    
    Yo sé lo que dice el V, yo sé que le canta al alma en un lenguaje muy íntimo, lo único que no sé es que pretende ella. Lo leo y le entrego el libro.
    
    -Es muy bonito, sabes que me gusta.
    
    -Sí, eso lo sé. Se parece mucho a tu poema pero no es igual, porque tú lo sabes hacer tuyo, tu sabes cómo escribir, como combinar los elementos y hacerlos parecidos a ti y eso hace original todo lo que ...
    ... haces.
    
    Me sonrojé de una manera escandalosa, siempre hablábamos de nosotras en términos tiernos y todo eso, pero llegar a esto eran palabras mayores.
    
    -Ahora, Whitman escribió al alma, -siguió ella- tu me escribes a mí. Pero ambos utilizan sutilezas y demás astucias para disfrazar sentimientos.
    
    En un segundo me tomó de la mano izquierda y quedamos frente a frente, no sabía que estaba pasando pero me sentía totalmente confundida. Habló de nuevo.
    
    -Dime lo que quieres decirme sin máscaras.
    
    ¿Qué? Ni por mucho que quisiera hablar con sinceridad lo haría, tenía miedo, ya a esas alturas estaba temblando y pensando que todo lo que había hecho era una gran metida de pata.
    
    -Lo que quiero decir es que eres mi amiga y te quiero mucho por eso - dije
    
    -Mmmmhhh, ¿sólo eso?
    
    -Sí, claro. Es eso.
    
    Sé quedó un rato con una mirada sínica en su ojos, como “¿en serio?”
    
    -No te creo. ¿Crees que no me doy cuenta de cómo me miras? ¿Cómo suspiras cuando estoy cerca de ti? ¿Cuándo no me quieres ver a los ojos?
    
    -¿Qué? -ahora si era verdad que estaba pensando en salir corriendo, me quería ir de allí. Ella me había descubierto.
    
    -¿Cómo que qué? Siento cada palabra que me dices, era tu intención que el poema fuese como es, ¿qué pretendes?
    
    Mis ojos se llenaron de lágrimas y mi mente se estrelló contra la realidad, ya todo era un vano intento por disimular y me sentía tan miserable que solamente el cielo lo sabía.
    
    -Nunca pretendí nada... Sólo quería que fueras mi amiga, pero después ...
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