El cabrón
Fecha: 13/05/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos
Un agradable hormigueo en su ombligo despertó a Ricardo. Poco a poco, esa sensación fue descendiendo hasta que un cálido aliento se posó sobre su polla que empezaba a reaccionar. El paso de una lengua caliente comenzó a deslizarse a lo largo del grueso tronco de su miembro ya erecto. Suspiró profundamente al sentir como los labios carnosos besaban primero y abrazaban después su gordo capullo. El hombre levantó la sábana y, en la tenue luz de la primera hora de la mañana, adivinó a ver la cara de Pilar, su mujer:
-Buenos días. -Saludó ella antes de engullir el pollón de su marido.
-Buee... nos dí... aaahhh... -Se entregó Ricardo a la ardiente boca de su mujer.
Pili era una magnífica feladora. Desde el comienzo de su relación, cuando aún eran dos casi adolescentes ella se había distinguido por su excelente dominio del francés. Pero a medida que pasaban los años y su relación se mantenía ella había dado muestra de su facilidad para otros idiomas. Así dominaba el griego a la perfección y hablaba un excelente cubano (ruso en otras culturas). Y es que si bien Pili tenía un precioso cuerpo en general, eran sus maravillosas tetas las que acaparaban las miradas más lascivas. Pese a la doble maternidad, aquella mujer de 45 años era una auténtica MILF de tetas perfectas que aún ganaban la disputa a la gravedad.
Aquel matrimonio había llegado a superar las dos décadas después de muchos vaivenes. Él había sido un mujeriego empedernido. Ella una mujer que transpiraba ...
... sensualidad y, dado los escarceos de su novio, entonces, ella también había disfrutado de los placeres de la carne (propia y sobre todo ajena). Pero desde que se unieron en matrimonio la estabilidad parecía dominar a aquella pareja.
Y ahora, Pili, despertaba a su marido, Ricardo, con una de sus maravillosas mamadas mañaneras:
-Sigue Pili, sigue... Joder, que puta comepollas eres... Aaaggg...
La mujer no tuvo problemas (ni reparos) en tragarse hasta la última gota de la abundante corrida de su marido.
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Cuando Ricardo salió de la ducha su mujer estaba desayunando en la cocina vestida con una camisa de él. El hombre tomó un café rápido nada más:
-Hoy voy al gimnasio antes de ir al estudio. No vengo a comer.
Pili esperaría a que los niños se despertasen para prepararlos y llevarlos al colegio. Ricardo, tras el gimnasio, iría al estudio de arquitectura donde trabajaba desde hacía 20 años, cuando acabó la carrera. Era habitual que comiese fuera de casa. Pilar sabía de la importancia de cerrar negocios con los adinerados clientes del estudio.
Durante toda la mañana, Ricardo estuvo con temas burocráticos. Frente a él, Carla, su compañera en el estudio, había estado centrada de lleno en un gran proyecto. Había sido contratada un año antes y desde el principio la química fue altísima. Ella era seis años menor que él (40). Era una mujer guapa, de físico bien trabajado, tetas medianas y un culo espectacular. Casada y con una hija, parecía encantada de la ...