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El cabrón
Fecha: 13/05/2023, Categorías: Infidelidad Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos
... servía copas. Ricardo salió de su oficina con el tiempo justo para pillar sitio en un restaurante para cenar. Luego quedó en verse con Andrea. El K'ntaro era un tugurio oscuro con música noventera para una clientela en la cuarentena. El dueño vio en la chica un gancho perfecto para atraer a maduros agarrados a una juventud que se les escapaba entre los dedos. Cuando llegó Ricardo, el bar estaba ambientado con mucha gente. Saludó a alguno de los conocidos habituales y alcanzó su lugar en la barra. Una esquina junto a la entrada al interior de ella. Allí solía estar el dueño del bar, Pedro, muy amigo del cliente. El personaje, perro viejo de la noche (como se autodefinía) conocía los escarceos del arquitecto con su camarera. De manera que cuando lo veía llegar sabía que la chica se perdería durante un rato con su amigo. Después de un par de horas (y varias copas), Andrea le hizo señas a Ricardo, antes de acercarse a la pareja de amigos y anunciarle a su jefe que salía un momento. Pedro le dio unas llaves y Ricardo siguió a Andrea, en medio de la masa de gente, hasta una especie de almacén que hacía de reservado. La chica abrió la puerta y ambos se colaron rápidamente. El habitáculo eran apenas unos metros cuadrados donde se apilaban cajas de bebidas. En un rincón había un arcón frigorífico. Hasta allí llegaron los dos besándose. La joven se agarraba al cuello del maduro apretándole por la nuca contra su boca. El hombre recorría el cuerpo de Andrea con especial ...
... interés en sus impresionantes tetas. Le levantó la camiseta y empezó a comerle los dos melones de dureza casi virginal y tamaño inabarcable: -Qué tetas tienes niña. -¿Te gustan? Cómemelas. El hombre no lo dudó y se las sacó del sujetador para morderlas y succionar aquellos pezones de fresa que formaba un precioso conjunto rosado con la aureola. Ella gritaba de placer y excitación mientras la voz de Liam Gallager entonaba Whatever al otro lado de la puerta del almacén. Ricardo buscó con su mano la entrepierna de la camarera. Separó el tanga y logró alcanzar los labios vaginales cubiertos por una fina capa de vellos negros. Logró meter los dedos en el interior de aquel volcán en erupción: -Estás caliente zorrita. Voy a follarte. -Sí. Joder. Estoy deseando de tener ese pedazo de rabo entre mis piernas. Ricardo se bajó los pantalones y su polla saltó como un resorte. Erecta, dura, ardiente. Con las venas marcadas y el capullo lagrimeando líquido pre seminal. Cogiéndosela por la base, la paseo por la raja de la camarera, que ya se había despojado de su tanga y esperaba la estocada subida al arcón frigorífico: -Aaahhh, qué caliente la tienes, joder. El hombre le metía solamente la punta de la polla. Lubricándola con el flujo vaginal. Pero sin penetrarla del todo: -¿Tienes goma? -Espera joder, que controlo. -No quiero que me la metas sin condón. Ricardo buscaba la boca de la camarera sin hacerle caso a las peticiones de la joven: -Venga joder ...