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Encuentro en San Telmo
Fecha: 27/05/2023, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... escena borrosa parte de nuestra historia de lujuria. Sentí como se tensionaban sus manos y aceleraba el ritmo de bombeo, lo sentía venir. - ¿Me das la boquita, amor? - Esta vez… acabame adentro. ¡Llename de leche! Sin perder un segundo comenzó a dejar todo su semen en mi interior. Yo nunca antes le había permitido eso pero este era un momento especial. Su pene endurecido más que nunca comenzó a tener espasmos y a largar la leche, sus movimientos tan involuntarios productos de la excitación terminaron calentándome, pensé en que ese pene realmente quería dejar toda esa leche ahí y comencé a agitarme. - Ahh… Ahh… Si, si, me llenaste toda – Con mi mano froté mi clítoris mientras tenía mi propia explosión de placer todavía con el pene firme dentro mío. Lentamente caímos en la realidad. Estábamos en la vieja Buenos Aires cogiendo al aire libre como dos jovencitos. Ya no éramos tan jóvenes, corríamos demasiados riesgos, él estaba en pareja, había mucho que perder si nos encontraban así. En silencio nos vestimos. Saltamos de nuevo la reja hacia la vereda y nos alejamos ...
... conscientes de que unos hombres a lo lejos nos miraban sorprendidos. Ya no éramos los pibes que fuimos. El peso del compromiso cayó en los hombros de mi compañero, lo sentí por él, sabía que significaba mucho para él prometer fidelidad. Acaricié su mano, que no solté en ningún momento. - Disculpame – Dijo él – Pensé que iba a contenerme pero… - Es muy tentador, ¿verdad? Me pasa lo mismo. - Si – dijo con pesar - una vez es un error, pero hacerlo más veces es infidelidad. Sonreí, infidelidad es siempre infidelidad no importa cuántas veces lo hagas. Pero no se lo dije. - Tengo que dejar de verte – Me dijo cuándo se acercaba mi colectivo – porque sé que si te veo voy a desear estar con vos de nuevo. - Respeto tu decisión. Pero sabes muy bien que preferiría que nos veamos. - Si… Me subí al colectivo y le indiqué al chofer hasta dónde iba. Me giré justo a tiempo para verlo dar media vuelta y caminar hasta la parada de su colectivo. Suspiré de placer. Después de todo había sido una noche muy linda. Y si había algo que yo sabía era que no era la última vez que lo iba a ver.