1. Mi hija y el messenger: Cosas de familia (Parte 2.5)


    Fecha: 30/05/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Dark knight, Fuente: CuentoRelatos

    ... Pamela sintió un ramalazo de placer atravesando por todo su cuerpo, especialmente el centro mismo de la entrepierna y, con lujuria acarició el paquete del intruso que la acariciaba.
    
    Cristina, por su parte, se levantó de la posición donde se hallaba tragándose la verga de Eduardo y, cuando este pensó que la diversión había ya terminado, notó con beneplácito cómo la chica se despojaba de su blusa de cumpleaños y le ofrecía sus juveniles tetas. Eduardo, sin pensársela dos veces, las empezó a besar con desesperación, masajeándolas tal vez un poco más fuerte de lo que ella hubiera querido, pero a ninguno de los dos pareció importarles. Eduardo apretó los labios alrededor de sus pezones y presionando mediante sus dientes, le empezó a dar mordidas intensas que la llevaron a sentir una emoción intensa. La suavidad protectora de esos labios, permitían a los labios del muchacho presionarlos sin llegar a lastimarla. “Así pinche Eduardo, mámame las tetas así cabrón, me tienes hecha una puta” gemía Cristina de forma entrecortada, apenas consciente de la presencia de su novio a un escaso metro de ellas.
    
    Pamela seguía acariciando aquella verga que se sentía deliciosa en su mano cuando sintió cómo sus leggings iban bajando junto con sus panties. Se enrollaban en sus piernas, como resistiéndose a dejar el paraíso pero finalmente sintió sus piernas liberadas y en un acto reflejo las abrió lo mas que pudo aun estando de pie. Una mano le retiró la suya de la suculenta y verga y por un par ...
    ... de segundos cesó aquel delicioso contacto, hasta que…
    
    Patricia sintió como su cuerpo era empujado firmemente sobre la superficie de la mesa hasta quedar en posición de perrito. Sus tetas quedaron tocando la fría superficie de la mesa, ya que aquellas manos mantenían su blusa levantada a la altura de su cuello. Cuando Patricia adoptó esa posición sin quejarse, la mano se retiró de su cuello y empezó a subir su falda.
    
    “¿Qué estoy haciendo?” se preguntó la mujer, consciente de que no traía ropa interior y que su atacante pronto le estaría tocando su coñito sin contemplaciones. “¿debo pararlo ahora? ¿Cómo lo llamo, Manuel, Eduardo, chaval o hijo de puta?, me estás violando, cabrón”. Su boca intentó decir esas palabras pero su coñito lo silenció abriendo las piernas en señal de consentimiento.
    
    Patricia sintió una mano hurgar en su cuevita llena de fluidos. En silencio, el intruso se metió entre sus piernas y le empezó a dar una chupada deliciosa, acariciando su clítoris con la punta de la lengua. Patricia brincó por la sensación, incapaz de negarse a recibir las caricias de aquella boca descarada y atrevida. Sus labios empezaron a proferir obscenidades que ella misma no alcanzaba a escuchar por la música de los audífonos. De lo que sí estaba segura era de que algunas de esas palabras eran “cógeme” y “cabrón” dichas repetidamente entre gemidos.
    
    Sin hacerse del rogar, aquel intruso la volvió a coger de la cintura y, atrayéndola hacia si…
    
    Cristina se acostó en el sofá ...
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