La esposa de Osvaldo
Fecha: 08/06/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: subtitulados, Fuente: CuentoRelatos
... manos fueron bajando su vestido, quedando al aire su precioso trasero solo oculto por unas bonitas bragas, apenas usadas, compradas para la ocasión.
Mi boca estaba ya en su ombligo, ella seguía con los ojos cerrados, ¡No, no puede ser, no me hagas esto! Pero yo ya no podía parar.
Bajé su vestido hasta sus tobillos, tuve cuidado con su pie derecho, el del esguince, aún tenía las bragas y las medias sujetas por los ligueros, seguí acariciando mientras observaba con detenimiento aquel hermoso paisaje, sus bragas eran pequeñas y se podía observar su vello púbico asomar tímidamente por los bordes.
Con una mano acariciaba su trasero y con la otra su entrepierna, aparté un poco las bragas y le introduce acariciando mi dedo en sus labios vaginales.
Tenía vello no abundante, se ve que lo recortaba de vez en cuando, era de color castaño claro, como su pelo, ella seguía jadeando y ahora noté que cambiada su discurso.
C: No, no puede ser, Jonathan, me estás volviendo loca, loca de pasión, ¡ah!
J: Me tienes loco nena, cuanto moría por esto, estas buenísima, ¡que rico cuerpo tienes nena!
Yo ya no me podía controlar, estaba desnudando a mi amiga, mi amigo podía llegar de un momento a otro y me iba a follar a su mujer, en su casa, en su sofá.
Mi dedo seguía metido en su vagina, se movía a su antojo, buscaba el botón de la felicidad, subía hacia arriba y por fin lo encontré, no era largo pero duro y gordo.
Seguí acariciando en ese punto, estaba muy mojada, mi mano ...
... estaba llena de su flujo.
C: ¡Ah!!! ¡Que rico lo haces uhm!
J: ¡Esta muy cachonda!
C: ¡Creo que en el fondo quería esto!
J: ¡Lo se nena, uhm!
Caro no podía más, gemía, gritaba y clamaba de placer, seguí acariciando con dos dedos cada vez más rápido, noté como una eyaculación en mi mano, otra más.
Mi otra mano seguía acariciando sus nalgas e introduciéndose en la raja y acariciando en esa parte, bajé mi boca a su coño y le metí la lengua poco a poco.
Sorbí todo el líquido que había por allí, me encantó su sabor que se mezclaba con mi saliva, mis manos bajaron sus braguitas, a estas alturas ya empapadas y poco a poco acariciando sus piernas fui besándolas y bajándolas hasta los tobillos. Caro ya no decía nada, se dejaba hacer, estaba enloquecida.
Creo que nunca había gozado tanto, estaba en esa placidez semiconsciente que dejan los orgasmos repetidos en las mujeres, mis manos se perdían en caricias por todo su cuerpo, cara, pelo, cuello, pechos, pezones, ombligo, caderas, coño, clítoris, piernas y precioso y riquísimo pie, que pude besar y chupar repetidamente.
Yo me había quitado la camisa, pero ahora me quité los pantalones y calzoncillos, mi pene estaba chorreando de líquido pre seminal.
Estaba completamente erecto, 20 cm de pene rosado y duro como una roca y con testículos peludos, Caro no podía estar más lubricadas tras mis operaciones anteriores y su pasión incontrolable, así que no me resultó difícil ensartarle mi verga hasta las bolas, como ...