Angie (III): En la piscina con mi hermana Lucía - Relatos Eróticos

Angie (III): En la piscina con mi hermana Lucía

... viese sin calzas, diversas imágenes dibujaba mi mente exhibiéndome para Don Facundo.

Decidí acostarme, no sin antes pasar a la cocina y tomar un plátano e irme a la pieza. Una vez ahí me cambié de ropa dejándome arriba una polera tipo top que ya me queda algo chiquitita pero me encanta como queda porque deja mi pancita al aire, y abajo me puse la tanguita más sexy que tengo, es de color negro tipo hilo, muy delgadita tanto así que se me perdía casi totalmente entre mis hermosas pompis, haciéndome ver demasiado provocativa lo cual más me extasiaba.

Me mire al espejo y me encanto como me veía, hice unas cuantas posturas sexys para luego dar vuelta mirando por sobre mi hombro, cuando llegan las imágenes con Don Facundo, no faltó más para sentirme azorada y una extraña sensación de calentura me recorría por todas partes que me obligó a mover las pompis de manera sexual, seguí caminado sensual, paraba la cola lo más posible.

Pero quería más, fui al armario y busqué mis tacones de color negro brillante y me los puse. Así comencé a caminar por toda mi pieza practicando mi sensualidad, que poco a poco iba fluyendo, meneaba mis caderas intentando que fuese lo más natural posible pero realzando mis curvas, cuando me detenía era solo frente al espejo para sentir esa sensación de sentirse observada, me giraba observando mis tremendas pompis pensando en lo grande que eran para mis 18 años, la paraba más.

En eso llegan aquellos pensamientos con miradas lascivas y comentarios ...

... morbosos que me daban los hombres en la calle, sobre todo los mayores que eran los más osados y ordinarios, aunque hay de todo, comencé a caminar nuevamente imaginándolos, como si fuese una pasarela y yo la modelo, disfrutando ser el centro de atención y sentirme deseada.

Envuelta en la lujuria no paraba de caminar e imaginar esos comentarios morbosos, cuando recordé el que me dijo un obrero de unos 50 años al bajarse del bus: No sabes que ganas me dieron de romperte esos cachetes pendeja culona. No aguante más y baje mi mano derecha para masturbarme, estaba re mojada, me mordía los labios mirándome al espejo, me lleve un dedo a la boca y empecé a chuparlo imitando las cara de mi hermana, que puta me veía así, era embriagante la sensación y quería más, nuevamente volvieron a sonar las palabras del obrero, mis caricias eran cada vez más intensas haciéndome arquear y parar más la cola, estaba cerca de venirme, y buscando ese ápice de placer faltante mentalmente me entregue diciendo: Le dieron muchas ganas señor? Poniéndome de espaldas frente al espejo moviéndome vuelta loca apretando mis senos con fuerza murmuró suavecito: Rómpalo… El mismo dedo que me había chupando me lo lleve a la cola, y como lo hice en el baño me lo enterré hasta meterme casi la mitad del dedo, me empecé penetrar gradualmente mientras ahogaba mis gemidos para no hacer ruido, así estuve casi 1 minuto pero no pude aguantar más, el placer llego a cada parte de mi cuerpo tomando todos mi sentidos, no lo podía ...