1. El regalo: Un antes y un después (Cuarta parte)


    Fecha: 10/06/2023, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... del brazo con firmeza, de mi mano después con suavidad.
    
    —Silvia solo aclárame una duda. —Me dijo sin soltarme–. Me agaché un poco introduciendo mi cabeza y medio cuerpo en su auto, para escucharle.
    
    —¿Te gusto? ¿Te parezco atractivo? —Me preguntó. —Lo miré insegura, y sin contestarle, hice un esfuerzo por soltarme. —Mañana tendrá mi carta de renuncia en su escritorio–. El me soltó de improviso, y aproveche para incorporarme y decirle al final…
    
    —¡Sí, me gusta! Me parece atractivo y eso es una señal de peligro. Hasta mañana don Hugo.
    
    Me salí por completo del habitáculo sin esperar algún comentario adicional. Cerré la puerta de su auto con firmeza y me di vuelta. Al hacerlo levanté mi mirada hacia el tercer piso del bloque de los apartamentos. La luz en la sala de mi hogar, iluminaba el balcón y allí, la figura ensombrecida de Rodrigo estaba de pie. De su boca se elevaba hacia el exterior, una bocanada de humo de un cigarrillo que permanecía encendido en una de sus manos.
    
    ¡Mierda! Seguramente lo había visto todo. Y en mí, empezó a habitar el temor. Llena mi alma de angustia y mi corazón emprendiendo su palpitar con inusitado bombeo, hasta llegar la sangre a pulsar aceleradamente mis sienes. Apresuré mi llegada hasta el elevador, pulsé el tercer botón y afortunadamente el ascensor me subió en calma y sin mis prisas. Cuando caminé sobre las baldosas del pasillo para alcanzar la caoba puerta de mi hogar, solo se podía escuchar el taconeo afanado de mis ...
    ... zapatos.
    
    ¿Qué le digo? ¿Cómo explico mi tardanza? ¿Le confieso quién me trajo a casa? ¿Le miento nuevamente o le explico todo, con pelos y señales? ¡No! no me comprendería, pensaría mal de mí y yo en su lugar, seguramente haría igual con él.
    
    Tomé del fondo de mi bolso las llaves que estaban frías por quedar ellas, bajo la humedad de mis bragas y mi sostén, introduje la llave con miedo, nerviosamente la giré y abrí la puerta dispuesta a contarlo todo, para bien o para mal. Y entonces…
    
    Oscuridad total, luces apagadas. Me descalcé con cuidado para no despertar a mis hijos al pisar el laminado suelo del corredor. Encendí mi móvil para brindarme con su iluminada pantalla, algo de claridad. Fui hasta la cocina y en el patio de ropas dentro de la máquina de lavar, deposité perturbada mis calzones y el brassier. Regresé mis pasos para dirigirme nerviosa al encuentro con mi esposo en nuestra alcoba.
    
    También las luces apagadas, pero aún dentro de mi inseguridad, las encendí. Nada, nadie allí. Fui hasta la habitación de los niños y me fijé bien, tampoco estaba él. Hummm, la alcoba de invitados y la colchoneta para las visitas, pensé. Estaría muy enojado para quedarse a dormir allí. Abrí con cuidado la puerta, dispuesta a enfrentar su desconfianza y sus demonios. Pero tampoco estaba. ¿Entonces adónde?... Nuestra sala, aquel sofá.
    
    Pulsé el interruptor de la cocina, brindando una ramplona claridad hacia el balcón. Allí estaba Rodrigo, acostado dándome la espalda, cubierto por la frazada de ...