1. Ocurrió en el sur


    Fecha: 11/06/2023, Categorías: No Consentido Autor: campillo, Fuente: CuentoRelatos

    ... eyacular contra mis dientes; pero luego consiguió abrir mis dientes y meter su cabeza en mi boca, abrazada por mis labios. Primero la punta. En eso se demoró muchas veces porque con la punta en la boca me la llenaba de leche; y luego cada vez más.
    
    Nunca quise su eyaculación en la boca. Cada vez que ocurría se repetía mi pedido:
    
    -No me acabes en la boca, por favor-. Me desagradaba tanto el hecho de su volcada como el sabor de su semen que se me hizo familiar.
    
    Pero esto a Félix lo provocaba más aun a hacerlo. Todo esto no había sido hablado ni había sido permitido por mi marido, pero ocurrió, se fue dando de a poco y sin mi consentimiento, con mi mera pasividad y contra mis pedidos.
    
    Pero mi pasividad o indiferencia a Félix no le importó jamás en ese tiempo, ni se encargó de que yo lo gozara; se limitaba a hacerse pajear, o hacerme chupar su pija o meterme la pija en la boca tan hondo como podía, y eyacular tan profundo como fuera posible con un placer evidente mezclando la lujuria con la vejación. Le encantaba llenarme la boca de leche, sabiendo que yo no lo quería; y con más placer cuando le pedía que no lo hiciera. Le encantaba que yo fuera una señora, y le parecía delicioso que una señora formal como yo, fuera el objeto de sus satisfacciones.
    
    También en eso fue produciéndose una variante y lo que fue de inicio una mera masturbación, luego lo fue con la punta su glande en mi boca, luego con todo el pene entero, y entonces eyaculaba generosamente, momento en el ...
    ... cual me tapaba la nariz para que tuviera que tragar; A eso, llegué después de muchas pruebas, siempre desoyendo mis ruegos: primero lo escupía, retiraba la cara, hasta que fui cediendo en aceptar que eyaculara en mi boca y llegué a tragarlo todo. Le irritaba que yo lo desperdiciara, según decía.
    
    Félix se había tomado algunas licencias y avances y solamente le preocupaba su propia satisfacción, aunque se advertía que quería dominarme.
    
    La primera vez que me golpeó fue una cachetada que me dio cuando aparté la boca en el momento en que sentí que se volcaba. Quedé atontada. No podía creer lo que me había pasado y mucho menos que volví a meterme su pija en la boca, temiendo no satisfacerlo y se la limpié bien. Él lo interpretó como aceptación y obediencia.
    
    Desde entonces, no dejó de golpearme ni de volcarse en mi boca. Lo acusé a Marcelo pero se defendió diciendo que no era verdad, y que si lo fuera, yo tendría marcas. Pero no las tenía y Marcelo, una vez más, no me creyó.
    
    Se había atrevido a eyacular en mi boca, y a sustituir la masturbación de mi mano por la caricia de mi boca aunque nunca prescindió de mi mano, sino que fue sumando. Sus avances siguieron con dos modalidades; porque primero me hizo simplemente chuparla, y luego tomó el hábito de meterme la pija tan hondo como fuera posible, sin importarle mis arcadas y ahogos que eran muchos; pobre de mi que me la sacara de la boca: el bofetón venía inmediatamente. Con el tiempo había avanzado tanto, metiéndola cada ...
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