Ocurrió en el sur
Fecha: 11/06/2023,
Categorías:
No Consentido
Autor: campillo, Fuente: CuentoRelatos
... vez más profundo, enseñándome a tragar su pija hasta el fondo, a un punto que no me hubiera imaginado posible; yo aprendí con docilidad. Quería que estuviera satisfecho y no se quejara a mi marido. Tampoco quería que me pegara, porque se había hecho el hábito de golpearme, aunque ahora lo hacía con una toalla mojada ¡Y cómo dolía! Yo me había convertido en una personita obediente y aceptaba que me cacheteara fuertemente cuando tenía la boca llena de su pija.
Por esta modalidad habíamos cambiado la posición en nuestros encuentros: Ahora era yo me sentaba en el medio del sillón y él me zampaba su vergón hasta el fondo de mi boca. Yo no sé de tamaños, y menos de comparaciones, pero la de Félix, cuando estaba parada, era como un envase de insecticida, o un poco más larga que ese tubo. Al principio, no me cabía bien, me dolían la mandíbulas, me atragantaba, y vomité frecuentemente hubiera o no eyaculado; Pero él insistió pacientemente y con su exigencia continua, aprendí a aceptar su sabor, a metérmela hasta que mi nariz se apoyaba en su vientre y aceptarla en su plenitud. A veces lo esperaba con el estómago vacío, para evitar el vómito. Ya no lo masturbaba como antes sino ocasionalmente, ya que él comenzaba prácticamente a cogerme por la boca, sacándola y metiéndola a fondo. Félix deliraba: fue un logro que fue luchando de a poco hasta que triunfó.
Primero consiguió que lo besara, luego me hizo abrir los labios a presión y eyaculó en mis labios abiertos. Nada de eso quería ...
... yo. Luego de a poco me hizo probar su cabeza, más tarde me pidió que le hurgara la boquita de su pija con la lengua y me la hizo chupar; por ese entonces había tomado la costumbre de acabar en mi boca, después de hacerme rogar que no lo hiciera. Era parte de su placer. Primero tuve asco, vomité, escupí, pero como dije él tomó la costumbre de taparme la nariz, obligándome a tragar.
Otras veces apenas entraba a casa se paraba junto a la puerta y se quedaba quieto esperando mi reacción. Yo no quería hacerlo pero era frecuente que me ordenara:
-De rodillas señora; venga salude su dios con un beso.
Entonces me arrodillaba ante él, desprendía su bragueta, buscaba su pija, la sacaba y la besaba: le corría suavemente el prepucio y cuando quedaba su cabecita al aire, le besaba esa boquita babosa. Félix deliraba. Yo había perdido la repulsión, pero no quería que me eyaculara en la boca o que me pegara. El buscaba a veces una mamada suave sobre la cabeza solamente. Se despatarraba en el sillón y me decía con ironía
– Señora, venga salude su dios con un beso.- Entonces me arrodillaba ante él, lo desprendía, sacaba su verga y se la chupaba. Él, siempre gozaba el doble haciéndome rogar que no me eyaculara en la boca y llenándome la boca de leche luego.
Quería que lo esperara vestida como una señora, con un vestido serio y recatado y un collar de perlas en el cuello. Sentía un placer especial en que fuera una señora quien le chupaba la pija y le vaciaba los cojones. No quería ...