Ocurrió en el sur
Fecha: 11/06/2023,
Categorías:
No Consentido
Autor: campillo, Fuente: CuentoRelatos
... el calzoncillo de Félix, sacando su miembro jugoso, bien parado. Estaba visiblemente excitado.
-¡Es grande!- dijo Marcelo -¿Te lo tragas entero?- preguntó incrédulo dirigiéndose a mi, que no respondí. Félix apuró los tantos, aproximó su miembro a mi boca, que abrí dócilmente para recibirlo y sin demasiados preámbulos, tomó mi cabeza de atrás y me zampó su verga hasta los pelos, dejando mi nariz pegada a su vientre. Ahí me la dejó quieta para que mi marido viera.
-¡Mierda!- dijo Marcelo dirigiéndose a Félix –me lo habías contado pero no me imaginaba que fuera así. Y eso que habíamos hablado de un besito solamente-. Los dos se rieron. Marcelo se dirigió a él nuevamente sin considerar que yo no podía hablar con semejante verga en la boca:
-¿Y crees que también le cabrá en el culito sin lastimarla?-. La pija de Félix palpitaba como pocas veces, y ahí nomás, sin moverse, me echó toda su leche en la garganta, una copiosa volcada que tragué como siempre; la situación lo había excitado especialmente. Ya calmo respondió sin sacarla:
-Bueno… habrá que prepararla por supuesto. No, sin lastimarla, no. Tal vez se lastime un poco al principio, pero con el tiempo lo recibirá bien; Se le tiene que estirar ese ojete. Lo que si, hay que rompérselo, bien roto para que le entre ¿Querrías hacerlo vos, Marcelo? Culearla, ser el primero en quitarle el virgo del culo-.
-Yo ya tengo lo mío,- repuso mi marido al que no le importaban virgos de culo para nada, – y si hay que romperle el ...
... culo tendrás que ocuparte-. Yo, con la boca llena de la pija de Félix y la nariz pegada a su vientre no podía hablar; el canalla hablaba con mi marido como si nada mientras su pija me pasaba la garganta. Me sentía una piltrafa.
-¿Crees que yo tendría que estar presente o no?- inquirió Marcelo. Antes que Félix contestara, hubo movimiento en la sala donde estaban los niños, de modo que sin alterarse, sacó su verga de mi boca y la guardó. Marcelo me dio unas palmadas en la pierna, a modo de aprobación. Yo no podía levantar la vista del suelo, mientras acezaba recuperando el aliento.
-De cualquier modo- siguió Félix como si nada, -vendré mañana a la siesta y veo de prepararla y si puedo le rompo el culo ahí nomás ¿Te parece? No quisiera lastimarla, o lastimarla lo menos posible; pero seguro se lastima un poco. Bah, sería bueno que le duela para que sepa su condición… Después de todo lo tiene virgen, me has dicho-. Marcelo dio su Ok.
Yo no lo podía creer. Hasta ese momento, Félix no me había visto desnuda y ahora le tendría que ofrecer mi chiquito para que lo lubrique, lo prepare y estire para que me pueda meter su poronga. Para que lo rompa. No lo podía creer; para peor, quería llorar pero ya no tenía lágrimas. Ya iba a aprender en el tiempo que venía lo que era el dolor, el llanto y la humillación.
Al día siguiente a la hora de la siesta, Félix llamó la puerta como siempre. Lo recibí con la mirada en el suelo y no supe qué hacer; temblaba de miedo y de humillación, ...