Ocurrió en el sur
Fecha: 11/06/2023,
Categorías:
No Consentido
Autor: campillo, Fuente: CuentoRelatos
... Marcelo se negó terminantemente:
-¡Pero si ya se la metes en la boca! ¿No tienes bastante con la boca? ¡No se la meterás! Eso es solamente para el marido. Solamente del marido puede tener hijos-, Marcelo dejaba claro que no solo no quería que me bese la boca, sino que la cajeta de su mujer era solamente suya. Podía meterme la pija cuanto quisiera en la boca, pero no besarme; y que no se le ocurriera cogerme. Sentí algo parecido a la pena por Félix.
-Pero… hay alternativas- insistió Félix, con otra idea en la cabeza.
-¿A qué te refieres?- preguntó Marcelo molesto por su insistencia.
-Bueno…- titubeó Félix, y osadamente arriesgó:
-¿Y por atrás?
Se produjo un largo silencio. Yo, a quien nadie miraba, casi me desmayo y miré a Marcelo desesperada; yo nunca había tenido relaciones de ese tipo e ignoraba lo que era la sodomía en los hechos; no concebía que se pudiera meter una pija en el culo. Un noviecito que tuve, lo quiso hacer y estuve dispuesta a satisfacerlo, pero no pude aguantar ni la punta de su pija aunque era pequeña, pese a que no la tenía muy gruesa. Esperaba que mi marido se negara terminantemente, ya que él no me había usado nunca así, y ahí se acabara la cuestión, ya bastante había logrado Félix. Marcelo sabía bien de lo delicado de mi cola y cuánto sufría yo apenas tenía sequedad de vientre ¿Cómo me iba a meter semejante cosa de su amigo?
Marcelo se quedó pensativo y la conversación siguió su curso, dando por supuesto o sobreentendido que era ...
... posible, y que se podía considerar. Marcelo me echó una mirada interrogante y yo le hice un gesto desesperada buscando su negativa; sabía que si él disponía, tenía que obedecer y me aterrorizaba la idea.
-¿Lo aguantarías María M?-, me preguntó, haciendo referencia al tamaño del miembro de Félix. Daba por sentado que Félix me podría culear, superando el obstáculo de su tamaño. Me sentía humillada teniendo que hablar de eso y me callé; no quise responderle nada. Lo tomó como una sumisa aceptación. Luego, como investigando, me dijo:
–En la boca te cabe bien, me ha dicho Félix. Me gustaría verlo, ¿puede ser?-, escuché horrorizada; Su orden había sido solamente que le bese la pija a su amigo y yo había terminado siendo cogida por la boca a diario; ahora resultaba que él lo sabía y lo había aprobado. Callé y bajé la cabeza rogando a Dios que pasara el momento; pero no iba a ser así. Pronto Félix tomó posición, y se puso de pie, dispuesto a mostrar nuestras proezas. Ya estaba empalmado. Marcelo me hizo un gesto con la cabeza y, obediente, fui a sentarme en mi lugar de siempre, temblando: en la sala contigua, mis hijos veían televisión, y temía la reacción de Marcelo, que vino a sentarse a mi lado para observar de cerca. Yo me senté en el borde del sillón, sin apoyar la espalda en el respaldo y Félix se aproximó de frente, abriendo las piernas. Nadie se movía. Miré a Marcelo y me hizo un gesto de seguir adelante y yo, no sé por qué, estiré mis manos, desprendí el pantalón y bajé ...