1. El encargo


    Fecha: 18/06/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... principio, que cesa al ver la cara de satisfacción de Mi Amo. A Él le gusta, le gusta verme así, a su merced, a su antojo.
    
    Orina, -me ordena-, abre las piernas y mea.
    
    Tengo que hacer un pequeño esfuerzo, por lo humillante de la situación,(ningún hombre me había visto orinar, y menos que introdujesen su mano entre mis piernas, haciendo un hueco en ella para llenársela de mi líquido).
    
    Lame tu pis, perrita,-dice-, hago lo que me ordena sin aspavientos, pero me quedo sorprendida al ver cómo Él acerca inmediatamente Su mano a Su boca, y bebe de él.
    
    Ahora, -prosigue-, ya estás marcada con el líquido de tu Amo, y Yo con el tuyo.
    
    Me he emocionado al oír la como ha dicho esas palabras y la solemnidad que ha puesto en ellas, tal que no he podido evitar que se derramen unas lágrimas de mis ojos.
    
    Guarda tu humedad para el coño de tu Amo, la necesitarás, porque hoy te tomaré como nadie lo ha hecho nunca, y tras decirlo, ha hecho que me voltee, penetrándome el coño, mojado de nuestros mutuos líquidos y de mis jugos naturales que se desbordan por sí mismos, mezclándose tras un prolongado bombeo con los de su poderosa corrida, y provocando en mí un intenso orgasmo, que me sobreviene sin avisar.
    
    Ha habido unos minutos de silencio por su parte, y yo, avergonzada, sé porqué es.
    
    Me he corrido sin Su permiso, algo que reconozco que Él no me perdonará.
    
    Dúchate bien, perra, luego hablamos,-me ha dicho decepcionado-, cuando sale del baño.
    
    Me he enjabonado bien, mis ...
    ... piernas tiemblan de la emoción por la fuerte corrida que acabo de tener, pero también por el temor que me produce el saber que luego seré castigada por la mano de Mi Señor.
    
    He secado bien mi cuerpo y mi pelo, y, sin ponerme perfumes, tal y como lo exige mi Amo, espero a ser llamada.
    
    La cadena cuelga del collar, yo inmóvil miro en el espejo a la perra que se ha entregado a su Dueño voluntariamente, y, aunque ligeramente atemorizada y excitada, siento orgullo por ello.
    
    Ven aquí, -dice Mi Señor desde el dormitorio-, pero ven de rodillas como es tu obligación.
    
    Una vez en la habitación le veo con una vara de bambú entre sus manos, y me pongo a temblar. Mi Amo no es excesivamente tolerante cuando cometo una falta, y sé que la vara irá a parar a mi cuerpo en breve.
    
    Sobre la cama ha colocado Él una cuerda de algodón muy larga.
    
    Paseando por la habitación, como si estuviese nervioso y con la vara golpeándose una de sus manos me dice: -niña, sabes que me disgusta sobremanera que desobedezcas mis órdenes, es algo que no tolero, y debo reprenderte muy a mi pesar. ¿Estás dispuesta a recibir el castigo que tu acción merece?, yo respondo: -sí Mi Señor-.
    
    Tira de mi cadena hasta hacer que me suba a la cama. Ponte a cuatro patas, -me dice en tono suave- abre tus piernas, y coloca las manos entre ellas.
    
    Mi cara toca las sábanas, el culo en pompa, a su disposición, las manos entre las piernas, que ata juntas, y tensando la cuerda, une a los tobillos.
    
    Mis movimientos quedan ...