Mi instructor del gimnasio me hace nena
Fecha: 25/06/2023,
Categorías:
Transexuales
Autor: fernandatrans, Fuente: CuentoRelatos
Teniendo en cuenta que era un chico de 19 años, virgen, delgado y desgarbado y un completo incompetente con las chicas de mi edad, apuntarme al gimnasio de mi barrio para fortalecerme y ganar confianza para ligar más con mujeres fue la peor de las ideas. Eso sí, no se puede decir que no acabara disfrutando del resultado completamente opuesto al que esperaba.
Al entrar en la universidad decidí hacerlo en una ciudad diferente, donde podría reinventarme y conseguir volverme el chico de mis sueños. Confiado, atractivo, mujeriego y masculino. Allí no me conocía nadie. A nadie debía explicaciones salvo a mis padres por las notas.
Pero en vista que hacer amigos nuevos, y sobretodo amigas me daba el mismo resultado que en casa, tome la decisión de apuntarme a un gimnasio. Había uno cerca de mi calle. En un lugar apartado y discreto. Era perfecto. Un poco caro, pero las instalaciones eran espectaculares. A la hora a la que podía ir, después de las clases vespertinas no había mucha clientela. Mucho mejor. Tan solo un par de tíos más iban a mi hora. Señores algo mayores que miraban todo el rato haciéndome sentir bastante incómodo, y Eduardo, mi monitor.
Este era un chico de unos 35 o 36 años. Metro noventa de hombre con una musculatura que parecía que iba a reventar. Sus bíceps podían medir como mi cabeza. Definido y depilado su figura era envidiable. No es que quisiera llegar a ése nivel, pero tenía que admitir que el tío estaba cuidado. Además era bastante simpático.
Una ...
... vez le expliqué mis objetivos me marcó un plan de entrenamiento basado en ejercicios aeróbicos. Decía que para fortalecer mis músculos, primero necesitaba fortalecer mis pulmones o algo así. El caso es que después de cada sesión de carrera en cinta, bicicleta y máquina elíptica acababa completamente agotado. Pero eso sí, sin ningún progreso muscular.
Una noche en la que sólo estábamos en la sala Eduardo y yo, mientras yo moría poco a poco en la tabla de abdominales, veía a Eduardo levantar millones de kilos o así en las máquinas de musculación. Sus brazos, sus pectorales que marcaban su mini camiseta, esos muslos que iban a reventar el pantaloncito ceñido de nylon… Ver su musculatura era hipnótico. Durante un momento me pareció ver abultando en ese culotte un paquete enorme, y él me descubrió mirando. Con lo que me puse súper colorado y desvié la mirada al momento, pero advirtiendo la sonrisa picarona que me lanzó al verme. Me retiré, muerto de cansancio y de vergüenza al vestuario para darme una ducha e irme.
Antes de poder ducharme, desnudo y con la toalla en la mano entró Eduardo al vestuario:
-¿Cómo lo llevas nene? -me preguntó al verme.- Lo estás haciendo muy bien. Ya mismo estás trabajando como un tío.
-Eso espero -dije yo.- Porque hasta ahora solo sudo y nada de músculo.
-Tú tranquilo -respondió- dentro de poco vas a tener músculo de sobra.- ¿por qué no entras en la sauna? Te vendrá bien después de tanto esfuerzo, ya verás.
Yo asentí con la cabeza y ...