Mi instructor del gimnasio me hace nena
Fecha: 25/06/2023,
Categorías:
Transexuales
Autor: fernandatrans, Fuente: CuentoRelatos
... entré en la sauna. Extrañamente, no podía ni discutir o pensar distinto a lo que semejante masa de músculos me dijera. Su poder y su sugestión eran sobrecogedores.
Una vez dentro me senté al calor con mi toalla rodeando mi cintura y me relajé en la madera caliente y acogedora. Al momento entró Eduardo, con una minúscula toalla tapando su entrepierna. Enorme, musculoso, brillante del sudor y la luz amarilla de la sauna. Situado justo delante de mí retiró su toalla dejando a un palmo de mi nariz el culo más redondito, fuerte y terso que he visto nunca, casi dándome con la toalla al retirarla.
-Otrás! Perdona nene, casi te doy un toallazo, jajaja –me dijo dándose la vuelta completamente desnudo, con lo que la polla más grande que podía imaginas que existiera se bamboleó delante mía. Dios era enorme, hipnótica.
Hey! Que yo no era marica. No penséis mal, es que cuando te ponen delante de la cara un badajo como ése es normal mirar. El caso es que me puse súper colorado, muerto de vergüenza y con mi hombría reducida al mínimo. No dije nada, solo le dejé sentarse e intenté relajarme otra vez, cerrando mis ojos y no pensando en lo grande, fuerte, musculoso, brillante y definido que era el hombre con el que estaba.
Al cabo de un rato sentí como Eduardo se acercaba a echar más agua sobre las piedras de la sauna y se sentaba junto a mí.
-¿Caliente, eh? -me dijo. Yo lo miré y vi su cabeza rapada mirando hacia arriba, con los brazos extendidos detrás mía y su cuello definido ...
... y grueso como un toro.
-Sí, bastante… -respondí tímidamente.
En ese momento su brazo derecho bajó hacia mi espalda y me atrajo hacia él, pegando mi cuerpo al suyo y mi cara contra su pecho. Muerto de miedo, inmovilizado por su fuerza, presencia, calor, vergüenza, cansancio, confusión y pánico no dije ni pío. No podía mover un músculo. Estaba aterrorizado. Completamente indefenso. Su mano comenzó a acariciarme la espalda hasta el culo. Completamente tenso y aterrado atiné a decir tímidamente y en voz baja:
-No… no, para...
-Shhh, calla nene. -respondió él, volviendo su cara hacia mi.
En ese momento apretó mis nalgas con fuerza y cuando abrí la boca de la sorpresa me estampó un beso en los morros metiendo su lengua en mi boca de golpe. Su lengua fuerte recorría el interior de mi boca, abierta de par en par, tanto o más que mis ojos, que parecían dos platos. Yo solo acerté a poner mis manos sobre su pecho e intentar apartarle. Esfuerzo inútil por mi parte, ya que además de estar terriblemente cansado él era como un millón de veces más fuerte que yo.
Sin dejar de besarme, su mano bajó acariciando mi culo sudoroso e introdujo con fuerza uno de sus dedos en mi culo. Del dolor y la sorpresa di un respingo e intenté zafarme de su abrazo. Lo único que mi cabeza confusa acertaba a pensar era “me está volviendo marica”. Pero su otro brazo llegó con fuerza pero sin violencia a mi pecho blanco y húmedo y me volvió a empujar hacia abajo, introduciendo su dedo más aún. Su ...