Cuarentena
Fecha: 26/06/2023,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Teseo, Fuente: CuentoRelatos
... la polla en su boca lo más hondo posible., Al tiempo que se le notaban las arcadas a mi mujer me Juan me dijo, -“ahora cornudo, vas a aprender como un macho de verdad le hace a la putita de tu mujer lo que ella está deseando, quédate un rato mirando hasta que yo te diga, ahora ella es mi putita, y tu, cornudo, esperas hasta que yo te lo diga”. Debido a las arcadas que le provocaba los empellones de la polla de Juan en su boca, mi mujer intentó retirarse un momento, pero Juan le sujetó la cabeza con insistencia con una mano y con la otra le pellizcó la nariz impidiéndole respirar durante un momento, al quitar la mano de la nariz le dio un par de cachetes en la cara diciéndole, -“puta, ni se te ocurra volver a sacarte de nuevo mi preciosa polla de la boca porque el maricón de tu marido no va a impedir que te cruce la cara con dos buenas hostias, ¿entendido?”, y ella, sin sacarse el pollón de la boca intento asentir moviendo levemente la cabeza y haciendo sonidos guturales casi irreconocibles.
Al poco Juan sacó su miembro de la boca de mi mujer y la colocó violentamente poniéndole las dos manos sobre el sofá y las piernas apoyadas en el suelo abiertas y rectas con el pantalón aun puesto, metió su mano en la entrepierna sobándole el coño por encima de los pantalones, Almudena soltó algún chorrito de pis que le traspasó hasta los pantalones, entonces Juan me dijo, “mira la guarrilla de tu mujer, se ha meado de gusto, ayúdame a quitarle los pantalones, pero cuidado con no ...
... bajarle las bragas, que quiero ver como las tiene”. Mi mujer me miró con una cara de sofocación y excitación como yo no había visto nunca, yo obedecí y comencé a bajarle los pantalones a mi esposa, una vez se los terminé de quitar Juan se puso a sobar frenéticamente el coño de mi mujer por encima de las bragas que aun las tenía puestas, como ella de vez en cuando intentaba cerrar algo las piernas, seguramente por la violencia del sobeteo que le estaba dando, Juan le propinó dos fuertes manotazos sobre las nalgas que se las dejaron completamente coloradas, al tiempo que le decía, -“¿Quién te ha dicho que puedes cerrar las piernas putita?, ahora tu coño me pertenece”, y dirigiéndoseme a mí, -“¿no es verdad cornudo?”. Yo no sabía que decir, si asentir a lo que había dicho o protestar, pero pensé que ya antes había consentido entrar en ese juego, y además mi esposa no le había dicho aun a Juan que parase. Juan acercó la nariz a las bragas de Almudena, y tras comprobar que estas estaban completamente mojadas, se las quitó violentamente diciendo que se las quedaría como recuerdo, -¿hay algún problema con que me las quede de recuerdo? Cornudo”. Yo negué con la cabeza.
“¡Túmbate ahí en el suelo!, ordenó Juan a mi mujer. Ella obedeció tumbándose completamente desnuda sobre una esterilla de esas de gimnasia que estaba extendida en el suelo, le abrió violentamente las piernas de par en par y comenzó a darle algunos manotazos no excesivamente fuertes en la vulva y algún que otro pellizco en ...