1. Conociendo a Juanita


    Fecha: 28/06/2023, Categorías: Hetero Autor: Ber, Fuente: CuentoRelatos

    La fiesta a la que acudí ese sábado estaba tranquila, yo fui solo pues mi última pareja me había mandado a volar hacía un par de meses porque no acepté embarazarla y casarnos. Le dije “No soy fértil”, sólo por bromear, pero ella reaccionó furiosa: “¡Con razón no me he embarazado, no quiero un eunuco!”, me gritó y dándose la vuelta se largó dejándome solo y sumamente asombrado de su volubilidad.
    
    En la fiesta vi a una chica delgada, morena, de pelo lacio que platicaba con una pareja. Bueno, eso de delgada es un decir, el busto era mediano y se marcaba el canalito, sin sostén, la cintura evidente pues le seguía una cadera esplendorosa con unas nalgas estupendas y piernas bien torneadas. El vestido traía un gran escote en la espalda que invitaba a besarla desde arriba hasta el talle. “¡A ésta sí soy capaz de embarazarla!”, me dije emocionado cuando me baño con su mirada y ensanchó la sonrisa al verme que la veía embelesado.
    
    Sin dudarlo, me acerqué a ella y empecé a escudriñar su rostro al tiempo que la saludaba. Sus pestañas grandes, con poco rímel, el maquillaje era tenue.
    
    –Hola, soy Román –le dije extendiéndole mi mano; ella, sin soltarla, y antes de contestarme se despidió de la pareja con la que había platicado.
    
    –Perdón, pero ya habíamos terminado. Puedes decirme Juanita, así me dicen mis amigos desde niña –me contestó sin deshacer la sonrisa cautivante.
    
    –Gracias por la amistad. ¿A qué te dedicas, Juanita? –pregunté tratando de iniciar una plática.
    
    –Soy ...
    ... diseñadora y tengo una boutique donde vendo mis diseños, ropa de marca y accesorios diversos –contestó como si hiciera un anuncio de publicidad– ¿Y tú?
    
    –Ehh… yo tengo un despacho contable, me independicé hace un par de años para trabajar por mi cuenta. ¿Ya tienes contador? –le contesté y regresé la pregunta como si estuviésemos hablando de negocios.
    
    –No, mi negocio es pequeño y, aunque es fastidioso lidiar con los impuestos, aún puedo sola.
    
    –Bien, si necesitas ayuda puedes llamarme –le dije extendiéndole mi tarjeta de presentación, la cual leyó y la guardó en su bolso, extrayendo otra de su negocio para dármela.
    
    –Por si requieres hacer algún regalo a tu novia, esposa, amante o a alguna amiga –me dijo al entregarla.
    
    –Gracias, cuando tenga necesidad lo consideraré, por lo pronto no hay nadie –le dije, contestando a su curiosidad implícita–, aunque me gustaría tener a quien…
    
    –Sí, te pasa como a mí. No tengo contador, pero sería divino tenerlo para que me cuente las estrellas donde he depositado mis ilusiones y mis sueños… –expresó lanzándose a la arena de la aventura a la que invité con mis últimas palabras.
    
    En ese momento pasó el mesero con una charola de tragos y lo detuve. “¿Qué gustas tomar?”, le pregunté a Juanita. “Refresco”, contestó. Bueno, tomaremos refresco, contesté y tomé los vasos de la zona donde servicialmente me indicó el empleado. Sólo había de dos sabores: toronja y cola. Así que le pregunté a ella “¿Cuál quieres?”, “Toronja”. Se lo di y me ...
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