Conociendo a Juanita
Fecha: 28/06/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: Ber, Fuente: CuentoRelatos
... para evitar que continuara su llamada.
–Juanita, por favor, escúchame antes de que te vayas –imploré con sinceridad y ella colgó la llamada mirándome con enojo, pero observando que ya no traía el montículo en el pantalón–. Fue un mal entendido de tu parte y un movimiento torpe al ponerme de pie después de ver tu hermoso trasero, ¡pero fue accidental que se juntaran ambas cosas, créeme! Por lo demás, disfruté tu presencia –expliqué de seguidilla, advirtiendo el final de nuestro incipiente entusiasmo.
Ella se mantuvo silente observando las perlas de sudor que botaban en mi frente. Después de unos segundos, sacó su pañuelo y delicadamente enjugó mi frente diciendo “Te creo” y su expresión cambió mostrando un rostro muy tranquilo.
–¿Te puedo llevar a tu casa? –le propuse y ella aceptó, supuse como un gesto de benevolencia hacia el arrepentimiento que mostré.
Me indicó dónde vivía. En el trayecto platicamos sobre la razón por la que habíamos elegido nuestras respectivas profesiones y algo sobre las familias que teníamos. Al llegar al fraccionamiento donde vivía me guio hasta quedar a la puerta de su casa, en cuya cochera estaba un automóvil similar al mío. Sin apagar el automóvil descendí pidiéndole que me esperara para abrirle la puerta.
–Gracias –me dijo al bajar sin soltar mi mano.
–¿Cuándo podremos continuar la plática? –pregunté, seguro de que para ella todo había concluido.
–¿Aún tienes tiempo? Podría ser ahora.
–¡Claro que sí!, sólo déjame apagar el ...
... auto y hacerlo para atrás para no estorbar la entrada –le dije soltándome de su mano.
Al entrar a su casa, encendió las luces y me invitó a pasar. “Permíteme tantito, voy a quitarme el abrigo y a cambiarme los zapatos, ponte cómodo, no tardo”; aproveché el momento para fisgonear en lugar de sentarme. El interior se veía bastante limpio, ordenado y acogedor, como mi casa cuando va la señora del aseo, lo que me indujo a pensar que ella también tenía una empleada doméstica. La sala-comedor era amplia. Diversos adornos de piezas artesanales, de ésos había más que de otros. En una de las paredes estaba empotrado un gran librero, la mayoría era literatura y una gran parte eran libros propios de su carrera de diseñadora de modas y de arte. Sin embargo, me llamaba la atención uno de los espacios donde había divulgación científica. También, los adornos en ese espacio del librero, que contrastaba con los que estaban en otros sitios ya que se trataba de esculturas geométricas y algunos desarrollables al estilo del escultor Sebastián, también había juguetes científicos, rompecabezas y juegos matemáticos. De inmediato supuse que vivía con otra persona de gustos diferentes o… ¿era ella una mujer de conocimientos amplios? Su regreso impidió que husmeara más.
–¿Me ayudas abriendo una botella de vino? –dijo señalando hacia una pequeña cantina, la cual tenía una angosta cava de tres botellas por nivel, ¡pero de piso a techo! – Escoge el que te guste, mientras iré a la cocina a preparar ...