Amores de Juventud
Fecha: 01/07/2023,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... marido…, tenían muchas tierras y eran de los pudientes del pueblo, pero la puta crisis del petróleo de 1973 fue minando el patrimonio familiar hasta que los arruinó… el marido tuvo que marcharse a trabajar fuera para salvar lo que pudieran. Un buen día, Lidia me llamó para que la llevara a la ciudad para ver a un médico por un problema de riñón. Era un cálculo no demasiado grave. Por el camino hablamos y acabamos follando en una desviación, dentro del taxi. De esto hacía casi un año y desde entonces ya no pudimos dejarlo. La verdad es que yo quería a esta mujer y creo que ella también a mí. Lo hablamos, pero el divorcio no se aprobaría hasta el 22 de junio de 1981, y para eso aún quedaba, vamos que no estaba permitido en este país y no digamos el adulterio, penado por las leyes franquistas.
– ¡Manolo! ¿No dices nada? Preguntó angustiada.
– Yo… Bueno… Buuff, me has pillado por sorpresa… No sé qué decir… Balbuceé. – Pero ¿Cómo ha sido? ¿No decías que eras estéril? Le dije con una voz que no me salía del cuerpo.
– ¡Síí, eso creía! ¡Con mi marido lo intentamos durante años y no pasó nada! Sus ojos estaban arrasados en lágrimas.
– ¿Y no pensaste que podía ser él el estéril? Le dije como en un lamento.
– ¡¿No me irás a dejar sola con esto?! Su pregunta era un angustioso lamento, me acerqué a ella y la abracé con cariño, ella se arrebujó en mis brazos.
– Buscaremos una solución, mi vida… Déjame pensar en ello. Besé su frente y me levanté, deslizó sus manos por ...
... las mías hasta que me separé de ella.
Me deslicé furtivamente por la calle hasta llegar al taxi…, sentado dejé caer mi cabeza sobre los brazos al volante. No podía pensar, mi mente era un caos, un torbellino de fugaces imágenes me aturdían. Me incorporé, arranqué el vehículo y me dirigí a la plaza de aparcamiento de mi taxi. Pasaron unos días. No encontraba solución al problema y me agobiaba. Casi una semana después me llamaron para llevar a un matrimonio conocido a Albacete. Por el camino pude oír algo de su conversación. Al parecer querían tener un hijo pero no venía y se habían sometido a unas pruebas. Hoy recogerían los resultados. Los dejé en la puerta de la clínica y me tomé un café mientras esperaba. Por la ventana del bar vi salir a mis pasajeros. Pagué y salí en su busca, parecían disgustados. Durante el camino de vuelta les escuché hablar. Eran cuchicheos.
– Lorenzo, ya has oído al doctor, no soy yo, eres tú. Tuviste esa enfermedad de niño y te dejó estéril, acéptalo, ya no tenemos que preocuparnos más. Adoptaremos uno y ya está… Le decía la mujer.
– Pero Laura, yo te quería dar un hijo y… No pudo seguir, el marido lloraba en silencio, amargamente. Seguían hablando y ya no les presté atención. Una idea bullía en mi cabeza. – ¡Manolo, para en algún sitio, Laura quiere orinar! Me gritó Lorenzo.
– Estamos cerca de una venta de carretera, pararé allí ¿Vale? Les grité yo.
Y así lo hice. Lorenzo y yo nos sentamos en una mesa mientras Laura entraba en los ...