1. Hoy es viernes...


    Fecha: 03/07/2023, Categorías: Sexo Interracial Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... él.
    
    Puedo contarle, le preguntó a mi esposa. ¡Cuéntale! Respondió. La invité a que miráramos el mar desde el balcón y, mientras estábamos allí, y con las ganas que tenía, le pedí que me dejara penetrarla con la seguridad de que nada iría a pasar y que no era necesario tener el condón. Así que me dejó hacerlo y pasamos un rato muy rico. ¿Cierto? Amor, le dijo. Si, estuvo rico, dijo ella. Y, entonces, ¿para qué me hicieron ir a buscar condones? dije yo. Uno nunca sabe, dijo ella. Pues sí, pero entonces, cuál era el propósito de buscar los condones si ya tenías decidido dejarlo hacer eso. No lo tenía decidido, pero me dio pena hacerlo esperar. Vea pues, dije yo.
    
    Al poco rato, ella misma, ya repuesta del agite, se acomodó de espaldas en la cama, esperando que su macho la embistiera de nuevo. El se acercó a un costado de la cabeza de ella, colocando su pene casi sobre su cara. Ella comprendió el mensaje y agarrando su pene flácido, se lo llevó a la boca y empezó a chuparlo con dulzura. No tardó en crecer y endurecerse y, entonces, Christian, que había estado estimulando el clítoris de mi mujer con sus dedos, se dispuso a penetrarla de nuevo. Pero esta vez, en la posición del misionero.
    
    Se acomodó en medio de las piernas de ella para hacerlo y, en vista que ninguno dijo nada con relación a que usara o no condón, procedió a penetrarla. Ayyy, dijo ella, el condón. Ya deja así, respondí. Espero que Christian no se vaya a venir dentro de ti, dije. Tranquilo señor, dijo ...
    ... Christian, yo sé cómo controlarme. Y así, con esa pequeña incertidumbre, empezó de nuevo su faena.
    
    Fue evidente la excitación de mi mujer al ver que yo permitiera que su macho la penetrara así, al natural, y mucho más cuando este la penetró con inusitado vigor. Sus piernas se abrieron y agitaron como las alas de una mariposa acompañando cada embestida de aquel. Sus manos se posaron en las nalgas de Christian y, apretándolas con fuerza, le insinuaban que siguiera empujando cada vez con mayor velocidad. La escena fue memorable. El atlético cuerpo de aquel hombre cubriendo el cuerpo de ella que, debajo de él, se contorsionaba de placer.
    
    Christian empujó y empujó hasta que más no pudo y, tal vez por la falta del condón, por fin llegó a su orgasmo, sacando rápidamente el miembro de la vagina de mi excitada esposa, como había prometido, proyectando el chorro de su espeso y blanco semen sobre su pecho. Ella, lo animó, para que llevará su miembro hasta su boca y, hambrienta de semen, chupo su miembro hasta no dejar rastro. Yo me acerque a ella para preguntarle si lo había disfrutado y, asintiendo, me besó haciéndome participe del sabor de su macho a la vez que me decía, sí, amor, estuvo rico. Muy rico. Gracias Christian. Yo también la pase bien, gracias a los dos, dijo él.
    
    Bueno, se ganó otro trago antes de irse, dije yo, ofreciéndole un vaso con ron. Él lo aceptó y lo bebió casi que de un solo sorbo. Esta noche estuvo agitada, dijo. Mucho voltaje para una noche. Laura tiene lo ...
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